Las emociones positivas y negativas forman parte de nuestra cotidianidad. Algunas de ellas las experimentamos con mayor frecuencia durante el día pero, existen otras que requieren un estímulo específico para detonar.

  Entre las emociones tenemos el enojo, acotando que se le ha acuñado la descripción de ser la más peligrosa e intensa por ello es importante aprender a gestionarla porque a pesar de ser una sensación natural, sus efectos son negativos para nuestro bienestar.

  En este ciclo de mi vida el enojo es un estado emocional que no se me da con mucha frecuencia y, sé que siempre van a existir ciertas circunstancias que lo van a aflorar pero, he logrado adquirir herramientas que me ayudan a evitarlo o en su defecto, accionar de la manera correcta para reducirlo antes de que la situación se salga de control.

  Quiero dejar presente que, no ser una persona que se enoja con facilidad no es una cualidad que siempre tuve pero, cuando dimensioné el daño que este estado emocional me estaba haciendo, tomé la decisión de trabajar en una gestión adecuada.

  Me caracterizo por ser una persona extremadamente ordenada y esto lo empleo en absolutamente todo por ello, mis acciones son sistemáticas. Sin embargo, todos no tienen esta particularidad en sus hábitos por lo tanto, cuando veo cosas desordenadas o personas que no están siguiendo un orden requerido, mi calma reduce y me molesto porque siento que están fomentando un entorno donde el desorden sea el rey de la situación.

  Para contextualizar mejor esta situación les comparto que, si estoy en una fila para cancelar un producto y veo que alguien pasa por encima de los que estábamos esperando nuestro turno, me molesto porque considero que es una falta de respeto.

  De igual manera sucede cuando veo desorden de objetos en un lugar, me enojo y en medio de mi molestia comienzo a ordenar las cosas explicando que el orden es nuestra oportunidad para evitar vivir en caos.

  Mis vecinos no suelen ser muy simpáticos con los gatos y debido a ello son agresivos con esta especie. Ayer un vecinito estaba jugando con su hermana. Por lo que pude entender, el juego era de bomberos y la casa de ellos tiene una ventana que comparten con la mía; mi gato dormía en el porche y ellos desde su casa lanzaron agua para mojar a mi gato mientras descansaba. Ver esta acción me molestó porque mi mascota no estaba haciendo algo que les afectara.

  Partiendo de lo que he experimentado, el enojo engloba ambas situaciones y debido a ello es donde he aprendido que, no podemos normalizar estar enojados; efectivamente forma parte de nuestras emociones y evitarlo al 100% es totalmente imposible pero, si es esencial aprender a gestionarlo porque el enojo nos hace daño de manera individual y también colectivo ya que, las personas que nos rodean se van a aislar de nosotros por ser malhumorados.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación, son de mi autoría, fueron tomadas con mi teléfono celular Tecno Spark Go 2024 y tienen exclusividad para esta publicación}

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