Me complace unirme nuevamente al concurso de Arte y Escritura desarrollado por
@solperez, al cual fui invitada por
@paholags.
Después de evaluar las obras de arte realizadas magistralmente por la gran Ludovica Thornam, me decidí por "Un monje sentado en un claustro bajo la luz del sol".
El monje Mariano vivía en el convento de la Sagrada Trinidad; él todos los días se levantaba muy temprano para cumplir con su ritual.
Como todos debemos hacer, lo principal es la oración, meditación y agradecimiento; de esta manera nos conectamos con nuestra fe y nos preparamos espiritualmente.
Luego Mariano dio la acostumbrada misa; sin embargo, todos los presentes notaron que faltaba algo en él, esa chispa de alegría que lo caracterizaba. Algo sucedía con el monje.
Al finalizar la misa, Mariano no fue al confesionario; no tenía cabeza para atender a los miembros, por lo que, muy melancólico, se sentó en el patio principal del convento y se le veía con la mirada perdida, sin mencionar palabras...
Los miembros del convento estaban muy preocupados por Mariano, pero no podían hacer nada, ya que él se mantuvo muy distante.
Al llegar la hora en la que debía impartir el estudio de los textos religiosos, Mariano no llegó. En ese momento todos lo esperaban porque él los atraía con su divertida y particular manera de impartir dicho estudio.
Comenzaron a buscarlo por todos lados, pero no estaba en el convento, se había ido y nadie sabía a dónde, por lo que todos se preocuparon más de lo que ya estaban.
De pronto llegó desde otro convento el monje Alberto, quien se encargaría de impartir el estudio.
Al ingresar a la reunión y después de saludar, explico que Sofía, la única hermana del monje Mariano, había fallecido de una enfermedad terminal. No pudo visitarla, pero no podía dejar de ir a su entierro, aunque tenía que recorrer horas para llegar a su ciudad natal.
En el transcurso del viaje, Mariano no paraba de pensar en su infancia ni en los reencuentros familiares que disfrutó al lado de su querida hermana.
El monje Mariano era un hombre entregado en su totalidad a su vida religiosa, por lo que esos pocos momentos que compartió con su hermana llenaron su vida de una profunda melancolía; ya nunca volvió a ser el mismo.
La perdida de un pariente es muy fuerte y el duelo a veces es difícil de superar. Muchas veces hasta cambiamos nuestras costumbres y forma de ser. Por experiencia se que los seres queridos quedan siempre en nuestros corazones trascendiendo por sus buenas acciones. Siempre estarán allí cuando los recordemos y apliquemos lo que nos han enseñado. Un gran saludo muy buena tu publicación.
Hola @venecineaudio, un placer leer tu comentario.
Es como lo expresas, cuando amamos a alguien ir se nos va de este plano terrenal, siempre lo tendremos presente, y con seguridad mencionaremos su nombre hasta el final de nuestras vidas.
Recuerdo a una amiga que siempre me dice que, No se supera la muerte de un ser querido, solo aprendemos a vivir sin ellos.
Saludos y éxitos.
¡Holaaa amiga!🤗
Esta historia me hizo reflexionar sobre el estilo de vida que tienen los monjes, ya que a pesar de que ellos saben a qué se deben someter, debe de ser muy duro estar alejados de sus seres queridos y más en circunstancias de decesos.
Te deseo mucho éxito en la dinámica... Un fuerte abrazo💚
Hola @paholags, es algo muy cierto, cada uno de nosotros decidimos que vamos a hacer con nuestras vidas y por lo general, podemos compartir cuando lo deseamos con nuestros familiares, pero por ejemplo los monjes no tienen esa posibilidad, ya que viven una vida prácticamente de clausura.
Ellos necesitan permisos especiales.
Un fuerte abrazo.
Gracias por estar. Un abrazo.
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Hola @solperez, un placer saludarte, muchas gracias por validar mi públicación.
Los monjes no tienen la posibilidad de salir a su antojo, necesitan permisos especiales, ya que viven prácticamente llevan una vida de clausura, sin embargo, cómo lo expresas, el fallecimiento de su hermana logro afectarle considerablemente.
Saludos cordiales.
Así es, los monjes viven una vida muy sacrificada. Saludos.
Hola amiga @sariana23, gracias por la invitación, esta historia es de mucha reflexión, ya que algunas veces por compromisos o por reglamentos u otras cosas, las personas se alejan de los familiares después viene el arrepentimiento y las lamentaciones después que las personas fallecen.
Hay que visitar a los familiares aunque sea una vez al año o como se pueda, es una lastima realmente lo que le paso al monje.
Saludos.
Hola @napito, así como lo describes "llegan los arrepentimientos", y eso es mejor evotarlos.
Muchas veces no es por falta de tiempo, sino que tenemos otras prioridades y el compartir familiar lo vamos aplazando.
Es bueno visitar con más constancias para luego no lamentamos.
Abrazos.
Hola amiga! Muy bonita narración. Ciertamente nadie sabe lo que uno atraviesa en un momento de duelo.
Mil éxitos!
Hola @robertorrivas, gracias por comentar.
Todos pasamos por un duelo, pero buscamos la manera de desahogarnos, sin embargo el monje, quizás por su religión, prefirió llevar él sólo su dolor, que comunicarse con otros.
He leído que incluso tienen un voto de silencio en los conventos, por eso llegó a la melancolía.
Saludos.
Saludos.
Eres lo mejor de lo mejor. Recuerda cumplir con las condiciones de las etiquetas steemexclusive y club5050.
Muchas gracias por su apoyo @venezolanos, bendiciones para todo el equipo y que continúen los éxitos.