Cuál es la clave del éxito? La respuesta te asustará
Muchas personas creen que la clave del éxito reside en tener un trabajo con un sueldo alto, o en tener suerte en la vida, incluso piensan que hay personas que nacen con una estrella… y otros nacen estrellados.
Se equivocan. Todos ellos se equivocan. Incluso TÚ estás equivocado.
Los niños son los únicos que conocen la clave del éxito
Nosotros, los adultos, siempre pensamos que los niños no saben nada. Creemos que necesitan nuestra guía para saber qué deben hacer con sus vidas.
Pero en realidad, todos los niños saben algo que nosotros, cuando crecemos, solemos olvidar:
No nos convertimos en alguien exitoso rindiéndonos. Lo hacemos si seguimos intentándolo.
Ahora que eres adulto, ¿te has parado a pensar alguna vez en esto? ¿Acaso los bebés dejan de intentar aprender a caminar cuando se caen la primera vez? NO, lo siguen intentando hasta que lo consiguen.
Esta es la razón por la que todo parece posible cuando eres un niño. No hay ningún ego en ti. Y lo único que ves es una línea de meta que quieres cruzar, da igual lo que te cueste y lo que tengas que hacer para llegar.
Entonces déjame hacerte una pregunta: ¿por qué tú, cuando quieres alcanzar una meta, te rindes en cuanto encuentras un obstáculo?
Nadie nace sabiéndolo todo, y cuando intentamos hacer una cosa por primera vez, todos somos malísimos y las cosas no salen perfectas.
Tus 20 primeros artículos en tu blog serán malos. Tus 20 primeros vídeos subidos a YouTube seguramente serán una pesadilla.
Tus primeras 10 charlas en público no serán perfectas.
Nadie puede tomar una pelota y convertirse en un jugador de baloncesto profesional de la noche a la mañana. Y nadie toma un bolígrafo, escribe algo, y gana el Premio Pulitzer de inmediato.
Nadie aprende a andar sin caerse alguna vez con su primer paso.
Sé que eres lo suficientemente inteligente como para saber todas estas cosas. Y aún así, cuando intentas conseguir algo y se te presenta uno, dos, tres problemas, o fallas en algo, sueles tirar la toalla y abandonar.
Entonces déjame hacerte una pregunta: ¿por qué tú, cuando quieres alcanzar una meta, te rindes en cuanto encuentras un obstáculo?
Nadie nace sabiéndolo todo, y cuando intentamos hacer una cosa por primera vez, todos somos malísimos y las cosas no salen perfectas.
Tus 20 primeros artículos en tu blog serán malos. Tus 20 primeros vídeos subidos a YouTube seguramente serán una pesadilla.
Tus primeras 10 charlas en público no serán perfectas.
Nadie puede tomar una pelota y convertirse en un jugador de baloncesto profesional de la noche a la mañana. Y nadie toma un bolígrafo, escribe algo, y gana el Premio Pulitzer de inmediato.
Nadie aprende a andar sin caerse alguna vez con su primer paso.
Sé que eres lo suficientemente inteligente como para saber todas estas cosas. Y aún así, cuando intentas conseguir algo y se te presenta uno, dos, tres problemas, o fallas en algo, sueles tirar la toalla y abandonar.
Las personas más inteligentes no tienen éxito
He conocido a personas muy inteligentes en mi vida. Todas tenían mentes brillantes.
Pero también tenían una cosa en común: ninguna de ellas era exitosa. No habían conseguido triunfar en sus trabajos, entre sus amigos, ni siquiera en sus vidas personales.
¿Sabes por qué? Porque las personas inteligentes suelen tener grandes egos y piensan que siempre merecen algo mejor.
Por eso creen que su inteligencia es suficiente, y nunca se esfuerzan ni intentan una y otra vez llegar hasta donde desean.
La verdad es que no importa lo inteligente que seas: todos al principio lo hacemos mal y nos equivocamos. Y eso no es algo malo, porque sólo es el principio de un camino que recorrer y en el que iremos mejorando.
Lo importante es no rendirte y perseverar en llegar a tu objetivo final para lograr el éxito que quieres.
No me vengas con excusas…
Quizás después de leer esto estés pensando “sí, claro que la clave del éxito es intentarlo y no rendirte, pero la vida no me lo pone fácil, tengo una hipoteca, no tengo tiempo…”
Déjate de palabrería barata y de llorar como un crío y empieza a ver que todo empieza en ti.
No te hagas la víctima. No te pongas excusas. A la gente no le importan tus problemas.
Eres pobre. Eres inmigrante. Vives en un pequeño pueblo. No tuviste padres ricos. No pudiste ir a la escuela. Eres mujer. No tienes trabajo. No tienes un título de la universidad.
Y estos billonarios tampoco:
El fundador de Starbucks, Howard Schultz, creció en un edificio protegido por el gobierno para personas pobres. Ahora tiene una fortuna de 2.5 billones de dólares.
Oprah Winfrey, presentadora de televisión, no tuvo su primer par de zapatos hasta los 6 años ya que vivía en un hogar extremadamente pobre. Hoy tiene 3 billones de dólares.
Shahid Khan, propietario de varios equipos prestigiosos de fútbol, lavaba platos en su adolescencia por un sueldo de $1.20 / hora. Ahora su fortuna es de 5.2 billones de dólares.
Li Ka – Shing, uno de los empresarios más grandes de China, tuvo que dejar el colegio para mantener a su familia después de que su padre muriese. Hoy posee 33,5 billones de dólares.
La vida es dura. No importa quién seas, siempre va a haber cosas que no puedas controlar.
Puedes aceptarlo, y dejar que eso te frene para no conseguir lo que quieres.
O puedes dejar de ponerte excusas preguntándote por qué la vida, esta persona o está situación no te dejan sacar tu máximo potencial.
Katharine Hepburn, actriz de Hollywood en los años 30 y 40, tiene una frase maravillosa que deberías grabar en tu mente:
Las personas exitosas se centran en lo que sí pueden controlar y se culpan de sus errores a sí mismas, e intentan arreglarlos para mejorar.
Si dejas que las cosas que no puedes controlar definan tu éxito, habrás perdido antes incluso de haber empezado.
La única persona que puede pararte en tu camino hacia el éxito eres TÚ MISMO
Sé un luchador, y nunca pienses en el NO como respuesta, porque tú puedes lograr todo lo que te propongas.
Todo esto lleva a otra pregunta
Todo lo que has leído hasta aquí quizás te esté conduciendo a hacerte una última pregunta.
Si la clave del éxito es tan obvia, ¿por qué hay tan pocas personas que eligen tomar ese camino para llegar a donde quieren?
La respuesta en realidad ya te la he dado antes: porque es más fácil y cuesta menos trabajo rendirse que luchar por seguir adelante e intentarlo una y otra vez.
Es más fácil dejar de lado lo que se desea, y soñar despierto con lo que te gustaría que pasara, que hacer ese sueño realidad dando los pasos necesarios para conseguirlo.
Te costará mucho menos quedarte en un rincón llorando, y culpando a la vida, a tu situación, y a todas las personas que no te ayudaron, que levantarte y dejar de ponerte excusas, y empezar POR FIN a hacer algo de provecho.
Pero cuando te encuentres en esas situaciones, recuerda esto:
No existen los atajos para los lugares que valen la pena
¿Qué vas a hacer tú ahora: te vas a quedar ahí parado, o vas a dejar de poner excusas y a TRABAJAR por conseguir tu éxito?
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