Mi vida en una maleta. (parte 1)
“Qué difícil es la vida del inmigrante” Eran las palabras que me decía mi abuelo cuando yo era niño y es que mi abuelo tuvo que dejar todo y partir en búsqueda de nuevas tierras por una vida mejor, corrían los años de finales de los 40’s y principios de los 50’s, Época en la que Europa estaba convulsionada por guerras, ideologías equivocadas, luchas por la sobrevivencia, hambre y un sinfín de hechos que marcaron un antes y un después de la historia mundial, Mi abuelo partió junto con mi abuela y sus hijas en barco desde España hacia Latinoamérica, sin saber a dónde llegar, y que les deparaba el destino, con muy poco o casi nada de dinero y las pocas cosas que podían caber en una maleta, llegaron a Venezuela para comenzar literalmente de cero.
Yo me sentaba a oír sus historias de cómo pudieron, con mucho esfuerzo, pero con perseverancia salir adelante en un país que les tendió la mano, pero el cual tenía costumbres diferentes, el estilo de vida era muy distinto a lo que estaban acostumbrados, debían adaptarse a vivir ese nuevo estilo de vida, sin perder sus costumbres Españolas y Gallegas, mientras yo escuchaba sus relatos, intentaba imaginar y transportarme mentalmente en el tiempo para poder comprender por todo lo que ellos pasaron en su transición a una nueva vida.
Lo que nunca pude imaginar es que me tocaría a mi vivir algo similar, pero en sentido inverso, regresar a la tierra de mis abuelos, a comenzar una nueva vida, por culpa de una dictadura que ha llevado a un hermoso país a la miseria, un país rico en recursos naturales y hermosos paisajes, convertido en un campo de zombis que luchan por conseguir un pedazo de pan, arriesgando que eso le cueste la vida, un lugar donde el que sigue las leyes y trata de llevar una vida honesta y trabajadora, se muere de hambre, porque el salario mensual equivale a la comida de 2 días.
Por todo lo anterior y muchas otras razones, decidí meter mi vida en una maleta y al igual que mi abuelo hizo hace 60 años atrás, regresar a mis orígenes, sin saber a dónde iba a llegar y que me iba a encontrar, Perder todo lo material, dejar atrás las cosas que tanto me costó obtener, abandonar a mi familia, amigos, y todo cuanto conocía y apreciaba, saber que tal vez mas nunca los volvería a ver, respirar profundo antes de subirme al avión, intentando no mirar atrás para ver lo que estaba dejando, tenía una ventaja que no tuvieron mis abuelos, una educación y una cultura infundida por ellos, muchos relatos en internet de cómo eran las cosas, y sobre todo muchas ganas de emular aquel periplo que ellos realizaron en su momento.
Debo reconocer que las condiciones son distintas, la tecnología y la globalización han hecho que sea más fácil este camino, además de poseer la Nacionalidad y sangre Española que herede de mis ancestros, sin embargo a y a pesar de esas facilidades… “Qué difícil es la vida del inmigrante”.
P.D Si os ha gustado esta corta introducción hacedme saber en sus comentarios y os contare más!
Gran artículo. Enhorabuena.
Gracias! me alegra que te haya gustado, y me anima a escribir mas, Saludos
Siempre, siempre: continúa escribiendo. Un abrazo desde España, amigo.
El título de tu post es el reflejo de lo que a tantos venezolanos les ha tocado vivir, revivir las experiencias de sus abuelos ahora en sentido inverso, es una realidad que parte el alma, porque en los actuales momentos no conozco familia que no haya tenido que vivir la experiencia. Me atrapó tu historia, confío en que seguirás escribiendo. Un abrazo.
Gracias por tus comentarios, espero continuar escribiendo las vivencias de ser un inmigrante, ya son 3 años desde que sali de Venezuela y son muchas las experiencias y las cosas que he vivido, mi idea es dejar constancia de una historia, una mas de muchas, pero como siempre he dicho, cada historia se escribe con una tinta diferente! una vez mas, Gracias por tus comentarios