**UNA HERMOSA EXPERIENCIA CON LOS REYES MAGOS**
Hace mucho tiempo, cuando apenas contaba con 5 años de edad, tuve una experiencia inolvidable, precisamente, el día en que en nuestra tradición católica, se conmemora la visita de los tres Reyes Magos: Baltasar, Melchor y Gaspar, al niño Jesús en un establo de Belén, siguiendo como guía, a una llamativa estrella con una gran cola que se avistaba en el cielo
Sucedió en la noche de un 5 a 6 de enero, y yo como niña impaciente, ya me parecía que no llegaba el día siguiente para recibir los dulces, que por costumbre traían los reyes magos. Era tanta la impaciencia, que me acosté pensando en muchos duces, chocolates y chupetas y no podía dormirme, por más que le ordenara a mi mente hacerlo, mi mama me había advertido, que a los niños que no se quedaban dormidos temprano, los reyes magos no los visitaban.
De pronto, estando en esta pelea mental con mi sueño, sentí el ruido de la puerta de mi habitación y rápidamente cerré mis ojitos muy fuerte para que los reyes magos creyeran que estaba dormida, escuche pasos que venían hacia mi cama, y como la curiosidad de un niño suele ser más fuerte que la sensatez, entreabrí mis ojos un poquito y fue una sorpresa maravillosa, vi a los tres reyes en fila, eran tres magníficos personajes con coronas doradas, grandes turbantes y trajes brillantes recamados en pedrería, brillos que resaltaban en la semi oscuridad de mi habitación, los tres cuchicheaban bajito para que yo no oyera lo que decían, uno de ellos, el más alto, se inclinó al lado de mi cama y coloco sobre mis pantuflas una cesta llena de caramelos envueltos en papeles de muchos colores, tal era la emoción, que volví a cerrar mis ojos con fuerza para que no se les ocurriera irse, paso un tiempo interminable, y no sé si fue la emoción o el susto, pero al final me quede dormida.
Al día siguiente, por supuesto, al lado de mi cama estaba una pequeña cesta blanca llena de una gran variedad de dulces.
Le conté muy emocionada a mi mama la experiencia que tuve y ella me siguió la corriente con una gran sonrisa, haciendo que le describiera todos los detalles de la forma y colores de la ropa de los reyes magos.
Dos años después, me enteré por boca de una compañerita del colegio, que quienes ponían los dulces no eran los reyes magos, sino mis padres, eso jamás lo creí, y nadie me pudo convencer de lo contrario, la experiencia se ha mantenido en mi mente tan viva como ese día; recuerdo cada detalle de la ropa, de los susurros, de la emoción.
Hoy soy mama, me toco ser Rey Mago muchas veces, mi mama me aclaro que habían sido ella y mi papa y sin embargo, estoy segura de lo que vi, de lo que sentí, y de lo que viví.
Las experiencias que viven los niños, marcan su vida para siempre, por ello debemos hacer que las mismas sean ricas en contenido y calidad, debemos rodearlos de cosas lindas y fomentar sus sueños, si en mi familia no hubiese habido esa costumbre, hoy no tendría ni el sabor, ni el recuerdo de ese maravilloso momento.
A TODAS LAS PERSONAS DE STEEMIT QUE CREEN EN SUEÑOS Y SUEÑAN CON LO QUE CREEN,
¡FELIZ DIA DE REYES!