Ragnarok Conspiracy 30/44 | En español

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Parte IV


30

Coordenadas

Isla de los Pinos, Océano Pacífico, 8 de Septiembre del 2047

Gwen estaba por su cuenta ahora. Wietse sabía que tenía que restablecer la conexión con la nave, con su nieta, pero su red cuántica estaba totalmente descuadrada. Al menos estaba fuera de peligro ahora. Pero, ¿A dónde, por todos los cielos, estaba yendo? ¿A dónde la llevaba esa nave?

La nave que llevaba a su nieta se había movido a salvo fuera de la escombrosfera, pero ahora estaba viajando alejándose del planeta, hacia el cinturón externo de radiación Van Allen.

"Niña, ¿Qué estás haciendo? ¿A dónde te lleva esa condenada nave?" —pensaba.

Wietse miró una vez más su consola de mano. Decenas de millones de nodos nuevos, ¡Nodos fantasma! Nodos que no deberían existir, que no podrían existir. ¿Qué estaba pasando? Alguien estaba tratando de obtener el control sobre parte de su red. ¿Se había puesto la UPPR a la par con su tecnología? ¿Estaban proyectando nodos fantasma de alguna manera para sacarlo del camino? No, los Quants no podrían diseñar algo tan avanzado, pero entonces, ¿Quién? Las otras grandes facciones además e Nueva Zion habían sido desmanteladas, e incluso antes de que lo fueran, el uso de las granjas de Empalmes Cuánticos por partes de las facciones distintas a la UPPR había denotado la falta de creatividad necesaria para poder, ahora, hackear la red de alcance global de su M-brana, o al menos hackearla hasta ese punto. No, ni siquiera los Suratlánticos con sus hordas de hackers competentes podrían haber llegado tan lejos. Eran chicos inteligentes, no cabía duda, pero al confrontarse con las complejidades de la teoría de las M-branas sus mentes parecían no terminar de conectar los puntos del modo en que lo hizo Wietse. Así que, ¿Quién?

Un pensamiento vino a él.

¿Podría ser?

Si ninguna de las antiguas facciones ni las actuales eran capaces, ¡Las personas hackeando su red debían ser de fuera del planeta! De fuera de su red. ¿Marte Uno? Joder, ¿Podría Marte Uno haber desarrollado su propia red de pliegue de M-brana secretamente? Ellos habían comenzado como aliados de los Quants aquí en la tierra, ¿Cuánta tecnología habían compartido los Quants con la Aristocracia? ¿Con su pequeño campeón y sus amigos? Si ellos habían compartido todo su trabajo, todo el trabajo de Wietse, ¿Podrían haber deducido lo mismo que él? Si el ataque a su red era de Marte Uno, ¿Estarían tratando de rescatar a su nieta por su cuenta?

"Atlas: ¿Cuál es la distancia actual entre la Tierra y Marte?"

La unidad de cómputo que Wietse había adquirido unos días antes respondió en un tono demasiado educado que ya había comenzado a molestarlo.

"La distancia entre la Tierra y Marte el octavo día del mes de Septiembre del año dos mil cuarenta y siete es, aproximadamente, dos unidades astronómicas y media."

"Bien, ahora sólo debo convertir a UA, eso debería bastar. Simplemente uso las UA como la unidad base de la altura y lo muestro en notación exponencial. ¡Hecho!"

Wietse observaba con incredulidad a su consola de mano, la altura de los nodos fantasmas seguían sin tener mucho sentido. Todos los parámetros se veían muy similares, pero simplemente no podían estar correctos. Wietse leyó el primer número mostrado en pantalla:

1,592426821e+13 UA

"¡Imposible!" —exclamó mientras tiraba de sus cabellos— "¡Dieciséis trillones de UA! Imposible, ¡Son años luz, millones! Esto no tiene sentido."

Wietse ajustó la configuración una vez más, esta vez mostrando los resultados en mega años luz:

251.8 MAL

" ¡Doscientos cincuenta millones de años luz desde aquí! No hay manera de que esto sea real, ¡No puede ser! ¿O puede serlo?"

Wietse sabía que debía llegar al fondo de todo. Sabía que había subestimado una vez el tamaño de las M-branas antes. ¿Podría ser eso…?

"Atlas: ¡Provee un mapa 3D centrado en una galaxia esférica medianamente granulada con un radio de cuatrocientos millones de años luz!"

"El mapa solicitado está siendo construido. Debería estar listo para la descarga en un día, siete horas, cuarenta y dos minutos y veintidós segundos. El tamaño esperado para el archivo serán sesenta y cinco terabytes —dijo la unidad de cómputo con su amigable voz."

"No hay tiempo para eso" —murmuró Wietse—. "Atlas: ¡Abandona la generación del mapa!"

"Creación del mapa abortada."

"Atlas: ¡Provee herencia REST-API al conjunto de datos astronómicos!"

"Herencia REST-API habilitada y disponible. Sea advertido, el uso de un interfaz de herencia REST-API es incompatible con el aumento de IA, ¿Quisiera habilitar el aumento de IA en su lugar?"

"¡No!" —gritó Wietse, agitado, sacudiendo su consola de mano en el aire.

Wietse consideraba que Marte Uno había desarrollado su propia red trinidad cuántica. Incluso consideraba ahora que podrían estar relacionados con las extrañas criaturas a bordo de la nave octópeda con forma de cigarrillo que abdujo a su nieta.

Las coordenadas estaban fuera de este mundo, incluso fuera de Marte Uno. Ni siquiera requería un viaje interestelar fuera de este mundo, si fuese posible, las coordenadas estaban fuera de la galaxia. Muy lejos de la galaxia. Pero ahora sabría qué tan lejos. Probablemente también descubriría si estos nodos eran fantasmas creados para ofuscar lo que estaba haciendo el atacante de su red, para encubrir desde dónde trabajaban. Pero Wietse sabía que no debía dejarse llevar por suposiciones, como decía el dicho: “La suposición es la madre de todas las jodidas”, y con la vida de su nieta en riesgo, no había espacio para joderla esta vez.

"Ok, con esto debe ser suficiente" —pensó— "Atlas: ¡Resume la proximidad de los objetos astronómicos por posibles interacciones de herencia REST-API!"

"Las coordenadas caen dentro de cuatrocientas noventa y dos galaxias, todas ubicadas en el supercúmulo de Perseo-Pisis. El cuarenta y un porciento de las coordenadas corresponden a galaxias ubicadas en el cúmulo A426, también conocido como el cúmulo de Perseo. El nueve por ciento de las coordenadas corresponden a galaxias ubicadas en el cúmulo N507. El siete por ciento de las coordenadas corresponden a galaxias ubicadas en el cúmulo A262…"

Mientras la unidad de cómputo iba resumiendo las localizaciones de las coordenadas, lo que sorprendió a Wietse fue que, aparentemente, todas las coordenadas correspondían a un punto “dentro” de una galaxia. Con todo el vacío del espacio en donde podrían estar aquellas coordenadas, parecían más bien estar ubicadas en lugares con “algo ahí”. O bien el atacante estaba burlándose de Wietse o las M-branas eran enormes, mucho más de lo que nadie, ni siquiera Wietse, hubiera imaginado. Si los números eran correctos, si nadie se estaba metiendo con su mente al señalar aquellos puntos específico, entonces, las M-branas podrían ser la llave para los viajes interestelares, no, intergalácticos. Viajes instantáneos sin la necesidad de preocuparse por la velocidad de la luz arruinándolo todo. Por un momento, Wietse se emocionó al respecto, podría ser el amanecer de la raza humana, de una especie confinada a su sistema solar que saltaba de lo interestelar e iba directamente a lo intergaláctico. Sí, pero la humanidad era de mente simple en general, por no decir completamente; evolucionados de los conquistadores. Wietse se estremeció al pensar en liberar a conquistadores intergalácticos hacia el universo con su tecnología. Ya había visto tecnología corrompida por los Quants. No, la humanidad no estaba lista para el sueño intergaláctico.

Entonces llegó a su mente, ¡Conquistadores intergalácticos! ¡No humanos! Quién sabe qué clase de civilizaciones alienígenas existiría en lugares tan lejanos como el supercúmulo de Perseo-Pisis- tantos nodos en tantas galaxias, ¿Podría ser un imperio intergaláctico parecido a los antiguos imperios de la tierra?

De pronto, Wietse sintió lo que le había parecido el poder de un dios escaparse de entre sus dedos. Las cosas comenzaban a acumularse en la mente de Wietse. De alguna manera, su red había creado una superficie de ataque, ¡Estaba bajo ataque! ¡La Tierra estaba bajo ataque! ¡No! Era mucho más grande que eso, si las coordenadas eran correctas, la galaxia entera era un blanco perfecto para la conquista de un imperio intergaláctico “así” de grande.

Su nieta debería cuidarse por sí sola por un tiempo.

Si estaba en lo cierto, Wietse se dio cuenta, era como un único centinela guardando las puertas de la galaxia enfrentándose a una armada de un tamaño inimaginable. No solo el destino de su familia estaba en sus manos, ni siquiera sólo el destino de su planeta, no. A menos de que fuera capaz de detener lo que sea que fuera que estuviera atacando su red, la galaxia entera, no, incluso todo el supercúmulo de Virgo podría caer presa de aquel impero intergaláctico de aliens conquistadores.


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