kinsugy: arte japones de curar con oro las cicatrices de ceramicas rotas
A lo mejor somos más parecidos a un jarrón de cerámica que a esos muñecos de plásticos que hacen con forma de humano.
Tal vez nacemos enteros y a medida que vamos creciendo nos rompemos con cada tristeza que vivimos. Nos convertimos en un saco lleno de fragmentos y poco a poco con las personas que queremos vamos dejando regados pedazos de ese saco. Hasta que un día nos toca amar de verdad.
Entonces ese día los pedazos restantes que cargamos coinciden exactamente con las partes del otro. Tal vez un japonés sabía eso y lo llamó kintsugi. Tal vez, sólo tal vez él sabía que solo el amor verdadero es capaz de completarnos con sus pedazos y hacer algo hermoso. A lo mejor ese es el motivo por el cual en nuestras calles más oscuras anhelamos encontrar a ese alguien allí. Quizá por eso corremos hacia el amor cuando la vida nos auyenta de sus callejones