Una buena muerte

in #buena3 years ago

¡Saludos, queridos amigos!
El caminante en sus años juveniles y de estudios secundarios se le presentaba situaciones conflictivas con sus pensamientos relacionados al área de filosofía; en cierta ocasión, la clase presento el análisis de la siguiente frase:
“La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida”₁
Tan pronto como pudo localizó a su mentor -el abuelo de la playa- le pregunto cómo veía él asunto de la enredada frase.

Muchacho -le dijo el abuelo- recuerda que ya te dije que somos peregrinos en esta planeta y todos partiremos de aquí; si nos vamos dejando un estela de gratitud, le llamamos una buena muerte; pero si partimos sin compartir nuestra riqueza, dones y talentos, le podemos llamar una mala muerte y nos tocará rectificar nuestra actitud una y otra vez hasta que nos cansemos de perder.


El anciano noto que el joven no comprendía la trascendencia de la explicación; entonces le relato dos breves historias. -1- Un Monge oraba a su Creador: ¡Por favor, ayúdame, oh Señor, para ayudar a los niños y viudas desamparados por los desastres de la guerra! Cierta mañana encontró un bosque que escondía una piscina natural con un tapete de finas piedras; allí se bañaba frecuentemente; una tibia mañana uno de sus pies se hundió más de lo acostumbrado causándole un fuerte dolor, pues se había cortado con una de las piedras, enojado se agacho para sacar la piedra y no volver a tropezar con ella, al verla vio que brillaba como el sol de oriente y no era tan dura. La guardó en su morral y la llevo al pueblo donde el joyero, luego de examinarla con cuidado, dijo que se trataba de oro de 24 quilates -el más puro y maleable- acordaron venderlo a un acaudalado árabe de la región que gustaba de tener reservas en oro. Aquel Monge no contó su secreto a nadie, de repente volvía a aparecer donde el joyero diciendo que era enviado por un rico rey que estaba construyendo un palacio.


El dinero que recibía lo compartía con los más necesitados, compraba tierras aptas para cultivos y se las entregaba, con la promesa que no las fueran a vender, ellas debían ser heredadas a hijos y nietos; pues eran bendición del Creador de los cielos y la tierra. Un día el Monge desapareció, y aquellas familias lo recordaban con alegría cada vez que recogían las abundantes cosechas. Así lo expreso el filósofo Friedrich Nietzsche “La manera de transformar tu acero en oro, a los ojos de todos es siempre dar más de lo que prometes”


-2- Querido amigo, estudia la importancia que en Turquía le dan al oro. Pues resulta que un joven bien grande y pesado no heredó nada de su descuidada familia, se le llamó el terrible Yusuf. Se convirtió en feroz luchador y partió a la tierra del sueño americano. Al cabo de los años fue el luchador más popular, debido a que no tenía piedad con sus rivales, uno tras otro eran destrozados por sus certeros golpes y llaves. En aquellos entonces, aún se hacían tratos y negocios con monedas de oro. Yusuf fue acumulando monedas sin fin. Mando fabricar un gran cinturón con bolsas en cuero para guardar el oro ganado. Acumulo lo suficiente como para regresar a su natal Turquía, comerciar y multiplicar su enorme fortuna. Abordó un barco a vapor hacía su Turquía natal. Cierta noche se desató una fuerte tormenta, que hizo daño a la embarcación; todos debían arrojar al mar sus pesadas pertenencias para poder abordar los débiles botes salvavidas. Yusuf hizo caso omiso y no se retiró el cinturón que guardaba el oro. Al saltar a uno de los botes, el peso del cuerpo le gano y no logró agarrarse, cayendo al mar. Cuentan los sobrevivientes que Yusuf no se volvió ver y tampoco lo encontraron los rescatistas de la época.



En mi opinión, -dijo el anciano- esa fue una mala muerte, por estar angustiado ante la pérdida de sus monedas de oro. En la golpeada embarcación, quedo un tablero con uno de los dichos de los piratas que reza:
“El oro será su ruina, capitán. ¡Nos costará la cabeza!
¡Es mejor vivir sin cabeza que sin oro! Te lo tengo dicho cientos de veces…
¡Yo lucho por odio a nuestros enemigos! ¡Lucho por la gloria, no por el oro!
Es lógico, cada uno lucha por lo que más le falta.”

Amigo querido, le decía el abuelo; la meta final del Ser Humano es tener una buena muerte o partida, luego de servir al propósito de la creación, que es amar al prójimo como a sí mismo; entonces estarás en unidad con tú Hacedor.
Tendrás una buena partida si observas lo que nos dice la Sabiduría:
“Mi fruto es mejor que el oro, oro fino y mi producto mejor que la plata selecta”₂

*Notas:

  1. André Malraux Político francés
  2. Proverbios 8:19

*Nota 2: Esta publicación pertenece al mismo autor del blog:
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