En el  pequeño  pueblo de Zagórz.

Y lo sacrificarán.
Pero quiso vivir con esa palabra
Te aseguro que en el mundo
El tiempo es entre el pasado y el presente.

Para escribir nuevos poemas,
Dices que no sabías derramar lágrimas.
Y comienza a absorber tu mente insignificante.
Cristo el Padre para los hijos amados.

A los gritos de la multitud diabólica.
Por traición y empujando en la espalda.
Tierra, perdónanos, madre tierra.
Con la sangre de un niño pobre.

Y se fue para siempre, dejando parches descongelados en su corazón.
Solo sé, cada vez como en el cielo,
No quiero engañar a todos
Pero si vuelves con testigos leyendo esto.

Ella viene de la oscuridad.
Solo guarda silencio sobre eso..
El gallo gritaba en la mañana vociferante.
Deleite en un desvanecimiento.

Como una suegra malhumorada.
En lencería elegante encaje,
No podemos romper el espíritu
Todas las personas son infelices.