Evolución - Parte I: Desconcierto [Un cuento de zombies]
Advierto, de antemano, que soy toda una néofita en el tema zombie. Solo espero que no sufran tanto al leer como yo al escribirlo.
—Muy bien, señoritas, se acabó el paseo —se oyó la voz del Comandante Arráiz por encima del murmullo de los escuadrones—. Grupo A con Gómez, Grupo B con López y el grupo C, conmigo. Revisen sus armas y equipos de protección. Ahí adentro procuren recordar su entrenamiento.
Tan rápido como oyeron la voz de mando, se pusieron en marcha. Cada escuadrón se dirigió a la zona que previamente les había sido asignada.
José Arráiz se dirigió a la zona norte de la ciudad con su equipo. La misión era simple. Entrar. Rastrear el lugar. Regresar a los jeeps. Volver a casa vivos. Esta no era una misión de Recuperación de Zonas. Hoy la prioridad era hacer una rastreo del lugar, conocer los puntos donde más se aglomeraban los muertos vivientes, ver cuántos eran y cuán comprometida estaba la ciudad. Ubicar los puntos de suministros. Si todo salía bien, podrían trazar un plan para recuperar la ciudad como habían estado haciendo los últimos meses con otras zonas del país.
Barrieron las calles a un paso constante, pero no encontraron nada. Ni un solo zombie en toda la zona. Los edificios y casas parecían estar vacíos. El lugar tenía la apariencia de un pueblo fantasma. Pese a que las calles emanaban un hedor dulzón que irritaba la garganta, no hallaron cuerpos ni restos humanos como en otros lugares.
Aquello no tenía sentido alguno. El lugar todavía no había sido registrado como Zona Segura. Ningún grupo de la resistencia había notificado su recuperación. Eran estrictos en ese sentido. Mantenían una comunicación muy estrecha con los otros grupos a fin de llevar un registro minucioso de las ciudades recuperadas y, sin duda, aquella no figuraba en el listado de los lugares recuperados.
—Creo que desde allá podríamos tener una buena vista del perímetro —comentó uno de los chicos del escuadrón, al tiempo que señalaba un edificio de oficinas alto en el que podían apreciarse los restos del caos que había azotado la ciudad en los primeros años del apocalipsis.
—Muy bien —dijo José—. Dirijámonos con cuidado hacia el edificio. Estén pendientes de cualquier movimiento. No sabemos dónde podrían estar escondiéndose estos muertos vivientes.
Emprendieron la marcha hacia el lugar. La ciudad seguía en calma. Apenas se oía el zumbido del silencio.
—Cualquiera diría que aquí no hay nada, ni un solo muerto —dijo una de las chica del escuadrón.
—Esto es realmente raro—comentó otro. Llevamos rato revisando y no encontramos nada
Rodearon el edificio hasta encontrar las puertas de servicio.
—Sánchez, ven conmigo —ordenó José—. Los demás se quedarán aquí vigilando. Entraremos por la parte trasera. Revisaremos el lugar y si es seguro vendremos a avisarles para que suban.
Marco Sánchez y José Arráiz entraron con cuidado al edificio. Todo estaba oscuro. Sacaron sus linternas y empezaron a revisar el lugar. Subían las escaleras hacia el primer piso cuando escucharon un ruido extraño. Se detuvieron a medio camino y prestaron más atención. Se oían pisadas y el castañeos de algunos dientes. Decidieron subir con sigilo y constatar qué hacía aquel ruido.
La sorpresa fue grande cuando descubrieron una horda de zombies vagando por la primera planta y otros que subían y bajaban las escaleras. El lugar estaba minado. Pero eso no era lo más alarmante. Pese a que se mantenían a un ritmo lento, algo había de diferente en ellos. Parecían ser más conscientes de sí mismos. No chocaban unos con otros, más bien parecían reconocerse.
—¿Acaso están evolucionando? —preguntó Marco, la alarma en su voz.
Eso no era posible. Los zombies no evolucionaban ¿o sí? Marco intentó recordar lo que había aprendido sobre los muertos vivientes: no sienten, no oyen muy bien, se mueven con cierta lentitud, tienen un deseo insaciable por la carne humana... viva. En su enciclopedia de zombies seguro que no figuraba la evolución o la posibilidad de que fueran seres pensantes. Actuaban por instinto. Punto.
También sabían que no existía cura. Si te mordían, era el fin. No había vuelta atrás. No hay manera de volver a la vida. A la Resistencia le había costado mucho aceptarlo. Al principio creyeron que podrían revertir los efectos del virus. Intentaron crear una cura, pues albergaban la esperanza de que podrían traer a la vida a sus seres queridos. Sin embargo, una vez que se han ido, no hay forma de hacerlos volver.
Aunque había hecho la pregunta en un susurro casi inaudible, algunos grises parecían haberlo escuchado. Por lo visto estaban agudizando más sus sentido. Los muertos giraron sus cabezas, buscándolos. Una zombie vieja y demacrada los había visto y dio el aviso a los otros.
—Mierda... ¡Corre!
Ambos descendieron las escaleras cual alma que lleva el diablo. Al principio los zombies parecían moverse lento, pero comenzaron a tomar impulso y a bajar tan rápidos como ellos.
José sacó sus armas y se volteo hacia los muertos, disparando. Gracias a Dios o quién fuera que estaba allá arriba, tenía una buena puntería... Las balas atravesaban la cabeza de los zetas, inmovilizándolos.
—¡Sigue bajando...! ¡Rápido, carajo!
Los cuerpos inmóviles se convirtieron en obstáculos para el resto de los zombies, pero no los detenían, solo les daba unos pocos centímetros de distancia entre ellos y sus presas.
Salieron del edificio.
—Corran... —gritaron ambos.
—¿Qué suce...de?
—Mierda.
Los muertos salían en tropel por la puerta, ansiosos de hacerse con la carne fresca. Al frente iba la abuela zombie que los había descubierto. Para ser una anciana con el cuerpo en descomposición, se movía con mucha más rapidez que el resto. La mandíbula rota dejaba ver la dentadura postiza, negra ya, producto de los repugnantes fluidos oscuros que emanaban de su boca y empapaban su vestimenta.
El Grupo C dobló en la esquina más próxima, intentando poner distancia entre ellos y sus depredadores, para regresar a los jeeps. En otras circunstancias, les habrían hecho frente a los muertos, pero ahora —salvo por sus armas— estaban prácticamente indefensos.
Entraron en un callejón que terminaba en una cerca alambrada. Lograron saltar al otro lado con cierta dificultad y consiguieron poner algunos minutos de distancias con los zombies que ahora intentaban pasar la cerca, lo que parecía no iba a tomarles demasiado tiempo.
Siguieron corriendo por la avenida y cruzaron en otra esquina. No estaban muy lejos del lugar de encuentro. Mientras se movían, Arráiz sacó su comunicador portátil y habló a través de él.
—Grupo C a Grupo A, cambio...
—Aquí Grupo A, cambio... —respondió la voz del principal Gómez.
—Tenemos una situación, Gómez. Hay hordas de muertos por toda la zona norte. Son rápidos y fuertes. Nos dirigimos hacia ustedes. Tengan todo listo. Cambio.
—Copiado, señor.
Un grupo de muertos vivientes le salió al paso, impidiéndoles avanzar. Detrás de ellos se acercaban a paso rápido los otros infectados, guiados por la abuelita zombie. Por lo visto, la cerca no había representado ningún problema para ella. Se movía más rápido que el resto de los muertos. Ya casi estaba encima de ellos con su dentadura postiza mordiendo el aire.
Abrieron fuego contra los zombies que tenían delante. Uno a uno fueron cayendo mientras se abrían paso hacia su escape.
José y Marco, junto con otros tres miembros del grupo se voltearon para hacer frente a la abuela zombie que se había adelantado notablemente a su horda de muertos. Arráiz apuntó al cráneo de la abuela, pero esta se movió y la bala falló.
—Maldición....
Ningún zombie había hecho eso antes. Era también la primera vez que José fallaba. Viendo que la zombie cada vez estaba más cerca, decidió que la mejor opción era llegar al jeep.
—¡Muévanse! —le gritó a los otros, mientras seguía disparando.
De repente, sin previo aviso ni razón aparente, los zombies empezaron a retroceder tan rápido como habían llegado.
La sorpresa ante aquel cambio de planes de los muertos vivientes distrajo a José. Para cuando reaccionó, la vieja estaba a pocos metros. Apretó el gatillo y el revolver falló. Se había quedado sin balas. Intentó correr, pero la muerta viviente se le fue encima. Le lanzó su mordisco mortal a la cara. José lo detuvo con su antebrazo. La dentadura postiza quedó incrustada en el traje. No obstante, la abuela siguió forcejando, lanzando mordiscos al aire. Se escuchó una detonación. Una bala atravesó el cráneo de la viejecita que ahora convulsionaba como negándose a morir de verdad.
—¿Estás bien? —preguntó Marco, ayudándolo a levantarse.
—Sí, todo bien —respondió, mientras desprendía de su antebrazo la dentadura de la abuela zombie.
—Qué mujer...
—Si, la abuela no se cansa... —dijo señalando el cuerpo que seguía convulsionando en el suelo, ahora con menos fuerza.
Corrieron hacia los jeeps y los abordaron.
—¿Por qué se habrán retirado de repente los zombies? —preguntó Marco, mientras emprendían el viaje de regreso.
—La verdad es que no tengo idea —dijo, dirigiendo su mirada hacia la zona por dónde se habían retirado los zombies—. ¿Qué haces con eso? —preguntó José, al tiempo que señalaba la dentadura postiza de la vieja que Marco sostenía en su mano.
—Bueno, ya sabes que me ha parecido muy extraño su comportamiento —dijo, mirando detenidamente la dentadura—. Creo que deberíamos enviarla al laboratorio para que la analicen.
—Estoy de acuerdo.
Una hora después, estaban de vuelta en la zona segura. Tras haber pasado por el proceso de reconocimiento correspondiente, ingresaron en la ciudad rumbo al cuartel general de la resistencia.
—Lleva eso al laboratorio y espera los resultados —ordenó José a Marco, al tiempo que descendía del Jeep—. Iré con los otros a reportar lo que ha pasado.
No te preocupes todos estamos en un proceso de aprendizaje.
Saludos
Así es, @ejimenez. El aprendizaje es constante. Gracias por pasarte. ¡Saludos!
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STOP
Me gusto mucho tu post :D
¡Gracias, @kyate! Me alegra que te haya gustado. :D
Sin dudas pusiste a volar tu imaginación al igual que la mía con cada palabra, gracias por el aporte muy bueno de tu parte. Saludos
¡Gracias por pasarte, @ymmerehg! Me alegra leer que he hecho volar tu imaginación, siento que he logrado el objetivo con este cuento que tanto trabajo dio. ¡Saludos!
Jajaja pues claro que si, si ello es lo que buscabas lo has logrado. Felicidades!!!
Muy buena tu narrativa, estaré al pendiente de los demás capítulos de tu historia. Y por favor sigue escribiendo que se te da muy bien. Saludos.
¡Gracias por tu comentario, @miguelangelroses! Subiré pronto las otras partes. Espero que te gusten tanto como esta. ¡Saludos!
¡Me gustó mucho tu relato de zombies! Y ya veo por qué te costó tanto! Creo que supiste ponerle suspenso y acción a la historia justo en las partes donde lo requería... El único detalle que le vi fue un error ortográfico en donde pones "habrían paso" en vez de "abrían paso". Espero ver la continuación de esta historia. Saludos!
Síii, mantener la tensión en un relato no es trabajo fácil, y las escenas de acción también me suponen cierto esfuerzo todavía. Sigo aprendiendo. Me alegra que te haya gustado. Gracias por leer y sobre todo por la observación. Ya la he corregido. ¡Saludos!
Hola, @kellysar. Va muy bien esta primera parte de tu historia de zombies. Una narración que logra mantener la atención, con una acción ágil y atinada descripción. ¡Muy cinematográfica! Atento a la partes siguientes.
Profe @josemalavem, no sabe cuando aprecio su comentario. Me alegra haber logrado el objetivo con esta primera parte. Ojalá las otras dos sean tan bien recibidas.
Está muy limpiamente escrito, con un buen manejo del lenguaje. El tema zombie no lo entiendo ni entiendo la fascinación con ese ataque de muertos vivientes que se comen a los humanos. Claro, hay muchos antecedentes del tema y ese pánico colectivo del imaginario por el más allá.
Te hago solo una pregunta como escritor que soy: ¿cuál es tu aporte al género zombie?, ¿qué es de distinto en tu historia? , que te diferencia de las películas zombies y hace de tu relato una pieza única?
Escribes muy bien!
Estimado @rubendariogil, como he dicho en la descripción de este post, soy toda una néofita en el tema. De hecho, este es el primer cuento que escribo abordando el tema. Aún me queda mucho por aprender, estoy consciente de ello. Por eso no tengo bien definido mi aporte al género, aunque estoy experimentando con una nueva tesis en la que el zombi ya no es solo un cadáver andante hambiento de cerebro, sino que ha desarrollado una especie de consciencia. No actúa por instinto, puede procesar la información. En mi cuento, como habrás percibido y podrás confirmar en las próximas partes, el tema de la evolución zombi está crudita. Es posible que, si decido adentrarme más en este mundo, logre construir mi línea argumental en esa dirección que apenas empieza a ser explotada. ¡Gracias por tomarte el tiempo para leerlo!
Excelente relato, @kellysar. Quedo a la espera del siguiente capítulo.
Zombie es un muerto que ha vuelto a la vida careciendo de alma y de voluntad propia. Por este motivo, parece estar vivo, pues es capaz de realizar algunas de sus funciones, como moverse y alimentarse, pero en realidad no lo está.
Como tal, el origen del zombie , segun estuve investigando, motivada por tu publicación, se registra en Haití, en su creencia popular mágica religiosa y en el culto vudú, según el cual un hechicero , mediante magia, puede resucitar a un muerto, dominar su voluntad y convertirlo en su esclavo. La figura del zombie en el imaginario popular haitiano tiene arraigo y ha sido relacionada con los conflictos de la esclavitud y la opresión.
Te confieso que no me gusta mucho el tema, pero , tu relato logró cautivar mi atención, bien redactado, mucho éxito