Relato: Pequeña y delicada como una flor

Había una vez una pequeña niña llamada Marian, quien tenía hermosos ojos azules, de piel blanca, cabello rojizo y unas preciosas pecas que resaltan su delicado rostro; ella fue regalada a las pocas semanas de nacida. Su madre fue una adolescente de unos 16 años aproximadamente que durante el parto presentó complicaciones, la mayoría relacionadas con su edad, una de ellas fue la pérdida de sangre la cual no pudo ser detenida a tiempo, ocasionando su muerte justo después de que los doctores lograron sacar a la niña.

A Marian solo le quedaba su padre, debido a que sus abuelos maternos no la aceptaron como parte de su familia por el gran dolor que sintieron al perder a su hija. Su padre estaba muy nervioso y perdido porque no contaba con los recursos ni el apoyo de su familia para cuidarla correctamente, por lo que se vio obligado a tomar una decisión que él consideraba que era la más adecuada.

Después que pasaron tres semanas muy difíciles, en medio de una noche lluviosa, movido por la desesperación al no saber qué hacer, tomó a la bebé y la colocó en una caja con una nota que en parte decía — Mi nombre es Marian, mi mamá murió y no tengo adonde ir —, dejo la caja al frente de la puerta de una familia que parecía muy adinerada y después de haber tocado el timbre se retiró perturbado y con algunas lágrimas en su cara que se mezclaban con la lluvia.

De aquella casa salió una mujer de unos 25 años de edad, alta, de cabello oscuro, de apariencia muy agradable, la cual se sintió sorprendida y a la vez atraída al ver lo que estaba antes sus ojos, miró en varias oportunidades a su alrededor para ver si había alguien más en el lugar, al darse cuenta que la niña había sido abandonada la tomó en sus brazos y entró con ella a la casa.

Eva era una persona muy cariñosa y de buen corazón, estaba casada con un hombre totalmente diferente a ella, casi nunca tenía tiempo para compartir con su esposa, su trabajo y su ambición por tener dinero lo consumían, además, llegaba en muchas ocasiones ebrio y la golpeaba. Numerosas personas opinaban que su vida era color de rosas debido a la gran casa en la que vivía y a todos los lujos que la rodeaban como autos, joyas, vestidos y cosas por el estilo.

Sin embargo, no todo era como parecía, ella era una persona muy depresiva y solitaria se había enterado recientemente que era estéril, por lo que nunca podría tener la oportunidad de tener hijos, por supuesto esta noticia fue lo que ocasionó el distanciamiento y la mala vida que llevaba en su matrimonio ya que su esposo soñaba con ser papá.

Eva pasaba noches enteras llorando hasta quedarse dormida en la soledad de su habitación. Dado las circunstancias de su vida ella solo deseaba poder terminar con su relación y empezar una nueva vida. Un día su esposo de forma sorpresiva le trajo los papeles de divorcio, porque estaba decidido a volverse a casar, ella aceptó y se quedó en la casa en compañía de la señora que se encargaba de la limpieza de la casa y otros quehaceres.

Estaba pasando por ese proceso triste cuando la vida la recompenso con aquella hermosa niña que llegó a sus brazos para hacerla feliz. A partir de la llegada de Marian, Eva empezó a darle sentido a su vida, se desvivía por atender y cuidar a su pequeña con la ayuda de la señora Ángela que estaba al pendiente de todo, ella también aprendió a querer a la pequeña.

El tiempo transcurría y la niña crecía como una hermosa rosa, en medio de un ambiente cálido y muy tranquilo. Eva acostumbraba a escuchar música instrumental por las tardes y Marian disfrutaba mucho de aquellas melodías. Ella nunca supo cómo sucedieron las cosas ya que Eva se convirtió en una verdadera madre, la llevaba a la escuela, a pasear al parque, de compras y al médico cuando lo ameritaba.

Nunca se supo nada de su padre biológico, lo que permitió que ellas pudieran vivir una vida tranquila sin sobresaltos. Eva debido a su posición pudo registrarla legalmente y convertirse en su madre sin temor a que se la quitaran. Fue así como la vida tanto de Eva como de Marian se cruzaron para darse todo el amor que ambas merecían.