Drogas, machismo y violencia: EL TRAP
Estudios concluyen el peligro inminente por letras como: “Hoy te lo voy meter completo hasta que te llegue a la pelvis, quiero fumar y darte hasta el amanecer, pide que te lo eche adentro del ombligo”.
Así como es imposible convencer a una persona de que las zanahorias son sabrosas si ésta siente disgusto al comerlas, tampoco se puede persuadir a alguien de disfrutar un determinado estilo musical si es que él o ella no encuentra una cuota de placer al escucharlo. Son elecciones involuntarias que, en cierta medida, están sujetas a la estructura de personalidad de cada uno y nada puede hacerse para modificarlas. Ahora bien, de la misma forma en que existe una certeza respecto a lo inviable que es imponer preferencias, también hay cierto grado de objetividad cuando se analiza la influencia que los géneros musicales tienen en el comportamiento de sus simpatizantes.
El ‘heavy metal’ y la apariencia física que adoptan sus fanáticos; pelo largo, ropa oscura, el ‘slam’ y la euforia desatada en los conciertos, etc. La música romántica y una aparente tranquilidad en sus seguidores; el goce de las parejas, los encendedores prendidos en recitales, etc.
Tiene mucho que ver con el ritmo y las melodías de las canciones, pero en mayor medida con las letras que ellas transmiten a la audiencia. En este punto, entonces, se vuelve necesario mencionar lo alarmante que es el mensaje evidentemente expuesto en cada una de las canciones de un género relativamente nuevo en la mayoría de los países latinoamericanos: El Trap.
Dicho estilo musical nació durante los años 90 en zonas determinadas de República Dominicana, pero no fue hasta hace pocos años que llegó hasta los oídos de cientos de miles de jóvenes que lo escuchan diariamente. El Trap mezcla reggaetón, rap y ciertos matices electrónicos que conforman, por el fuerte contenido de sus letras, un género irreverente, machista y violento que, lamentablemente, es preferido por los sectores más vulnerables socialmente.
El 22.22 por ciento de los jóvenes encuestados (cifra extremadamente alta considerando la población que escucha el género musical) señaló que el Trap les produce la necesidad de manifestar un comportamiento violento o de hacer lo que expresa la narrativa de las canciones.
Para que ilustrar el riesgo de este punto, citamos fragmentos de una canción escrita por uno de los mayores referentes del género: Bad Bunny.
Ahora tengo otras que me lo hacen mejor, si antes yo era un hijue’puta ahora soy peor, hoy se bebe, hoy se sale, ser bueno y fiel ya de nada vale, tirando billetes adentro del putero, pa’l carajo el amor verdadero, yo sólo pienso en hacer dinero. Hoy te lo vo’a meter completo hasta que te llegue a la pelvis, quiero fumar y darte hasta el amanecer, pide que te lo eche adentro del ombligo, si ya tu sabes quien soy yo, el hombre que te rompió, en toas las poses te dio”.-Bud Bunny en su canción “Soy Peor”-
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Concuerdo contigo, el Trap es terrible, y por supuesto que el artista tiene responsabilidad, ya que si tuviese al menos, el mínimo de moral requerido para la sana convivencia, nunca cantaría este tipo de estilo musical.
Concuerdo contigo! Esa musica degrada a la mujer de una manera impresionante.
Como hombre, no estoy de acuerdo con esas letras ni este genero musical.
Me encanta tu posición al respecto. Es bueno saber que aún quedan hombres con valores y principios en el planeta.
Tristemente vivimos una época de decandencia musical, tanto en las letras como en la calidad de las composiciones. Irónicamente cuando más a la mano tenemos la mejor música del mundo, elegimos (o elige en entorno por nosotros) cosas como el TRAP... lamentable.