Carta al gran novelista de la revolución mexicana, Don Mariano Azuela || Breve análisis literario de Los de abajo
El siguiente texto es una combinación entre un ensayo literario y una carta, dirigida al autor de la novela en cuestión. Es un brevísimo análisis (si acaso lo siguiente califica como tal) de Los de abajo, novela de Mariano Azuela, escritor que fue sumamente popular el siglo pasado en México, debido a que fungió como médico de las tropas del general Pancho Villa durante la Revolución Mexicana, y luego escribió varias novelas basadas en sus vivencias, dentro de las cuales está Los de abajo.
El personaje Luis Cervantes (símil de Azuela) es un hombre de buena educación y posición social. Éste deserta del ejército federal y se une al general revolucionario Demetrio Macías (símil de Pancho Villa), ya que comparte los ideales de Demetrio aunque, conforme va conociéndolo, se da cuenta que la lucha armada poco tiene que ver con una búsqueda de principios e ideales. La novela sigue su evolución individual.
La Rotonda de las Personas Ilustres es un espacio creado en 1872 […] En ella se localizan los restos mortuorios de aquellas personas que hayan realizado importantes contribuciones a lo largo de la historia para el engrandecimiento de México. Fuente
Acaso a la nación le importaste más vivo que bajo la piedra caliente, considerando tu obra como médico, político, abogado, periodista, escritor, actante villista y militar adepto honrada con la leyenda “El Gran Novelista de la Revolución, Dr. Mariano Azuela”, que encabeza tu sepulcro. A tus 79 años, tus párpados cayeron: la muerte asoló tus últimas horas en busca de tu alma cuando una ceguera—basta, incondicional, definidora como la noche—soterraba la poca luz que entraba a tu pupila; te fuiste, Azuela, faltándote tres gobiernos para vivir la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, cuarenta años para el primer premio nobel y cincuenta más para la caída de la primera democracia dirigida en nuestro bello México.
Fuiste miembro de una época que se ha perdido: otredad para la longeva nación que decae al surgir de sus mocedades, entretanto tus uñas y cabellos crecen desconociendo tu inexistencia al diablo que se cuela por tu ombligo—la muerte es un juego azaroso e impreciso que va contrarreloj. Te extingues, Azuela, con el vaho de angustia que emite el eco de tu voz doliente; y alzas la mira siniestra que sólo poseen los muertos al fondo de un lago inquieto. La obscuridad planta sus semillas dispersas en tus intestinos, y tu estómago lacerante se comprime con toda la pesadumbre de tus casi ocho décadas en el mundo. Y cuando te ausentas, para no ver más allá del bicentenario revolucionario contra los reinos europeos bajo la custodia del imperio napoleónico, la literatura —y toda la búsqueda del hispanoamericano—, renace con las futuras generaciones de poetas y noveleros del realismo mágico.
Hoy, tras trescientos años de una prórroga violentada, desde que las bellas artes se embarcaron en grandes galeones españoles para la invención de un nuevo continente (América), llevando consigo la profundidad sugestiva de Celestina, la valentía de Amadís de Gaula, el honor del desterrado infanzón en las áridas tierras de Castilla, el país lee tus archivos históricos de la Primera Revolución contra su gobierno dictatorial aunque independiente.
Tu contribución a las letras mexicanas, imantada fácilmente por tus formas y las de Rodolfo Usigli como estetas victoriosos del Porfiriato, acrecentó la modernidad para la dramaturgia moderna y la novela realista (esta última en tu caso), donde tu gran novela Los de abajo sintetiza admirablemente lo que para ti, como ilustrísimo escritor, hubo sido la Segunda Revolución Mexicana.
Ilustración de Los de Abajo
Un relato concebido con lenguaje procaz y discreto que aúna la belleza a la sencillez, porque tus palabras buscan focalizar asiduamente las descripciones de tu novela y con ello generas un juego cronotópico stendhaliano, utilizando a la vez la inserción repentina de diálogos que son representativos de la escena—y de su contexto—, dándole voz a tus personajes sólo al considerarlo necesario para el simbolismo del momento:
“Demetrio, con la pistola humeante en las manos, inmutable, espera que los soldados se retiren.
—Que se le pegue fuego a la casa—ordenó a Luis Cervantes cuando llegan al cuartel. Y Luis
Cervantes, con rara solicitud, sin transmitir la orden, se encargó de ejecutarla personalmente.
Cuando dos horas después la plazuela se ennegrecía de humo y de la casa de don Mónico se alzaban enormes lenguas de fuego, nadie comprendió el extraño proceder del general. Tomado de Los de abajo
Lo único que fue dialogado, Azuela, fue la orden dictaminada a tu Luis Cervantes, transcribiendo solamente el efecto de toda acción anterior a que el fuego flamante consumiese la casa. Por lo tanto, el tiempo se densifica y contrae para realizar un pacto meramente sublime con el espacio utilizado de la acción. El lapso que deseas evocar en conjunto con el lugar descrito —correlación del cronotopo— es de un estilo absoluto: un realismo con poca ambigüedad casual; híbrido, sin agentes que puedan alterar la marcha de tu voz narrativa. Dejas que todo fluya con los procesos que tus personajes siguen conforme al discurrir de tus novelas, por ejemplo las decisiones que toman, el aprendizaje que tienen son tan lineales como tu memoria te lo permite. Todo esto sólo debido a que fuiste un Luis Cervantes tratando de aproximarte a un movimiento que no comprendías, un hombre que intentaba guarecerse dentro de una jauría de perros flacos con ladridos de hambre irreparable. Malviviste atado como prisionero de guerra, guardándote tus ideales hasta que uno de aquellos seres extraños te preguntase siquiera tu nombre; y te exiliaste a Texas cansado de una lucha desapercibida por tus contemporáneos. Si bien todos tus escritos fuéronse idealizando desde que disfrutaste tu infancia en Lagos de Moreno, tu vida como escribidor es un fiel retrato de las reflexiones y sentires del pasado siglo.
Fuentes de las imágenes:
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Que interesante tu artículo y ademas me encantó el montaje, felicitaciones por tu trabajo.
Muchísimas gracias por tu comentario positivo! Lo aprecio bastante, siendo que ya sabes soy un asiduo lector tuyo :)
:o Fue muy interesante... Cada día se aprende algo nuevo. Gracias por compartirlo :)
Amigo, había leído de este escritor, pero no sabía que fue médico y que es considerado el novelista de la Revolución Mexicana. Gracias por este post epistolar que pone en evidencia tu creatividad.
Una pregunta ¿está emparentado Mariano con Salvador Azuela?
Sí, no solo él, sino hay varios novelistas y escritores que se basaron en sendo movimiento armado para escribir sus trabajos, dentro de los que destacan Carlos Fuentes, por ejemplo. Sin embargo, a Azuela se le considera de los más representativos y fieles, siendo que también fue parte de éste.
Y no, no sé si esté emparentado amigo...