Hace ya unos 5 años leí "Historias de Cronopios y Famas" y, sinceramente, no valoré ni entendí muy bien de qué iba el libro -tal vez porque era una niña-, y por supuesto nunca se cruzó por mi mente que llegaría a ser tan importante para mi.
Sobre los cronopios, las famas y las esperanzas
Cortázar describe a los cronopios como entes desordenados, alegres que viven la vida al día y de manera apresurada y me es imposible no relacionar este concepto con uno de los personajes principales de su obra maestra Rayuela: la Maga. Además, asimilo mucho esto con un fragmento de la novela donde explica que hay dos tipos de personas, aquellas que viven a través de las turas (escritura, literatura, pintura, escultura, los valores, la sociedad y la belleza -tura de turas-) y aquellas que viven mediante la experiencia. Los cronopios viven de verdad, ignoran, lloran, fracasan pero no dejan de intentarlo.
Luego están las famas, quienes se suponen son organizadas, bien portadas, algo neuróticas, que tratan siempre de llegar a ese ideal implantado de lo que es la perfección, ímpetu que las convierte en éxitosas. Las famas, considero, viven entre turas, coleccionando información lógica y útil.
Siempre imaginé a las famas cuadradas porque eran "muy rectas" y bueno, en mi mente tenía sentido.
Por último están las esperanzas, de las que realmente no se habla mucho en los relatos que conforman el libro y cuya característica importante es que "viven entre cronopios y famas". A mi parecer, las esperanzas son algo así como observadoras, o tal vez entes que lo han perdidotodo y no tienen motivación para realizar cosas que puedan llenarlos.
Sí, las esperanzas se ven tristes siempre en mi cabeza. Ironía pura
Con el tiempo internalicé estos personajes como categorías, así que empecé a encuadrar a todos mis conocidos en un perfil y trata muchísimas veces de encontrarme en alguno de ellos. Spoiler: nunca pude.
Desde pequeños se nos inculca que debemos actuar de cierta manera, vestirnos de tal o cual forma y seguir una serie de pasos (estudiar, sacar las mejores notas, graduarnos, obtener un trabajo, casarnos, formar una familia y constituir un hogar) para conseguir el tal aclamado éxito, y que si no se cumplen esos requisitos, de algún modo habremos fracasado. Pero ¿realmente es lo que queremos? Todos tenemos un lado soñador, una vena artística, algo que nos hace únicos; somos desordenados, indecisos y desastrosos por naturaleza. Prácticamente nos inducen a ser famas cuando todos somos (en mayor o en menor medida) cronopios, convirtiéndonos durante esta pseudo-lobotomia en esperanzas, que irónicamente carecen de motivos o de fe para vivir a plenitud la vida, teniendo sumo cuidado por cómo los perciben los demás y siendo observadores de su existencia (en vez de ser sus protagonistas).
He notado como es que a pesar de rodearme con gente que acepta abiertamente ser cronopios, todos bohemios y mal bañados, tarde o temprano sucede éste no-sé-qué y hace que todos renuncien a esa alegría, a esa autenticidad, forzándose a sí mismos a comportarse como famas y terminando como esperanzas. Y esto es lo que más me parte el alma.