Venezuela: un cuento de adiós y fuga

in #cervantes7 years ago (edited)

El sol, la sed, el hambre o una cola ―de aproximadamente cien personas― no mengua el ánimo de quienes buscan un futuro mejor. El rostro de ansiedad y
esperanza se duplica en cada uno de los que, en fila india, esperan a las afueras del edificio donde funciona la embajada colombiana en Maracaibo, estado Zulia. Recuerdo rostros como el de Claudia, de 38 años, que entre lágrimas me contaba «yo estoy aquí por mis hijos, ya no aguantamos más, ellos necesitan vivir mejor». Transcurría la mañana, un grupo de personas salía del edificio con una explosión de alegría que les atravesaba la cara, mientras otro grupo se llenaba de ilusión y mantenía viva la esperanza a medida que la cola seguía su curso y se perdía en medio de dos puertas de vidrio oscuro con el grosor de un dedo de la mano.

Así como Claudia, otras personas se acercaban y compartían el sentimiento de tristeza por abandonar Venezuela. Hay quién contaba que llegó al país hace cuarenta y cuatro años y en medio del gentío explicaba que «tengo toda la vida en este país y no quiero irme, pero, la situación no se aguanta. Me tocó dejar Colombia por el conflicto armado, ahora tengo que dejar Venezuela para no morir de hambre».

Esta es la realidad de quienes habitamos las calles. Entre alivios y tristezas los ciudadanos transitan y piensan en una sola cosa: buscar un futuro mejor para sus hijos y familiares, los que se quedan.

La Postal de Hoy es una imagen repetida en las familias venezolanas, es el resultado de la mala política y administración por parte del estado. Al menos un familiar en cada hogar se ha visto en la obligación de abandonar el país en busca de un futuro mejor. La embajada colombiana en Maracaibo, estado Zulia, atiende al menos mil 800 personas ―de padre o madre colombianos― que buscan la nacionalidad en el país neogranadino.

TEXTO Y FOTOGRAFÍACÁMARA
José Ángel NúñezPanasonic AG-AC7P
Sort:  

Es triste y lamentable que para poder sobrevivir en nuestro país, algún familiar de nuestro núcleo tenga que irse y ayudar a los que se quedan a combatir la situación que se vive. Oscura realidad la que vivimos, mas triste aun para nosotros los jóvenes que nos hemos visto privados de disfrutar esta etapa de nuestra vida por no tener acceso a medios económicos suficientes.

Gracias por tomarte el tiempo para comentar