¡Qué increíble! Lamentablemente nuestra situación es deplorable y penosa. Tu relato me recordó a una experiencia, menos trágica, que viví el año pasado cuando iba de Caracas a Barquisimeto, utilizando el sistema de transporte de una empresa privada que no se interesa en el bienestar de sus pasajeros. La descomposición social, como solemos llamar a nuestra situación, viene de todos lados; no es necesario ser malandro para caer en eso. Bueno, pese a lo tráfico de tu historia, me agradó tu redacción. Estaré pendiente de tus publicaciones, saludos.