Mi Regalo Especial

in #cervantes6 years ago (edited)

     Aún recuerdo el momento donde recibí la noticia, realmente no te esperaba, sin embargo, una extraña e inexplicable felicidad me rodeó y llenó toda mi alma, en ese momento, reconocí que tu llegada sería una gran bendición a mi vida. Entre alegría y susto comencé a preguntarme: ¿Qué será? ¿Será niña o niño?, ¿A quién se parecerá?, ¿Qué nombre le pondré? No tardaron en aparecer los antojos, el aumento de peso también llegó, sentir tus pataditas era saber que me decías: aquí estoy mami… la ilusión crecía, amaba pasar horas “conversando” contigo, te contaba de mi día y te “mostraba” tus primeros escarpines, tu corral, coche, ropa; todo lo estaba preparando para ti.


     En ocasiones el temor y la angustia me invadían, solía pensar si nacerías sin complicaciones, pues como toda madre, mi deseo era que llegaras a este mundo sanito. Me proyectaba a futuro y te veía inteligente, comiéndote el mundo; hacía planes perfectos para ti, te soñaba como un profesional exitoso; me decía muchas veces que si era niña tal vez sería bailarina y si es niño futbolista. Te imaginé en cada una de las etapas de tu vida, de bebé, cuando ingresaras a la escuela, a bachillerato, a la universidad; soñé hasta con los viajes que haríamos juntos; así transcurrió todo el embarazo entre temores y alegrías.


     Por fin llegó el día más esperado, ¡el bebé ya nació! ¡Daniel ya llegado como el regalo más hermoso para mí! La felicidad embarga el hogar, la familia y los amigos se unen para celebrar la vida, tú vida, nuestra vida. Ahora me tocaba vivir cada una de las etapas de tu desarrollo, llegaron los trasnochos, alimentarte cada 2 o 3 horas, cambiarte los pañales, cargarte, mimarte, darte todo el amor que tenía acumulado solo para ti.

     Ahora bien, todo aquel ambiente de ilusión y alegrías se tornó gris ante la llegada del médico, las noticias no eran las mejores, teníamos que realizarte una serie de estudios para descartar ciertas patologías… el momento llegó, todo comenzó a fluir, exámenes iban y venían, pero aquel, ese que te marcó la vida para siempre llegó, una punción en tu pequeña cabecita fue el detonante para que, luego de tantos exámenes, llegara a mis brazos un nuevo bebé, uno que, de ahora en adelante, tendría un compromiso cognitivo adquirido. ¿Fácil aceptarlo? En el momento no, comencé en medio de esa lucha a vivir un duelo, no era lo que pensaba, no era como lo había planificado, no era el mundo perfecto que había imaginado para el tesoro que tenía en mis brazos.

     Indiscutiblemente como madre es difícil aceptar un diagnóstico de tal magnitud, en ese momento sentí que mi mundo se derrumbaba, estaba negada a aceptar esa situación, eso no podía estar pasando, y me pregunté: ¿Qué va a pasar con todos los planes que había elaborado en mi mente? Ahora toca aceptar y entender que no se puede hacer planes, que toca vivir un día a la vez, que cualquier avance, por pequeño que sea, es ganancia; mi hermoso niño con compromiso cognitivo no podrá aprender con la misma facilidad de un niño que no lo padezca, no se podía saber si podría escolarizarse y aprender a leer y escribir, si hablaría, si caminaría, si tendría la capacidad de relacionarse con otros niños, si aprendería a montar bicicleta; y se llegué a sentir que el cuento de hadas se ha convertido en una película de terror.


     Y es así como comenzó nuestra travesía, entre electroencefalogramas, resonancias magnéticas cerebrales, neurólogos y otros especialistas, para llegar a un diagnóstico, y después de un primer diagnóstico buscar otro, y otro, hasta que ya se está convencido de que no hay error, el diagnóstico es irreversible, el niño tiene un compromiso cognitivo y su futuro es incierto. En el rudo camino que hay que recorrer, poco a poco se va aceptando la situación; y es que, si no lo aceptaba, no se podría ayudarte a avanzar en este camino torcido, pero donde Dios podía escribir perfectamente derecha tu historia (aunque muchas veces le dije a Dios ¿Por qué?, entendí en su tiempo que él sabía lo que hacía).

     La travesía en la búsqueda de tu felicidad había comenzado, visitaríamos a quienes serían nuestros aliados y mejores amigos en esta batalla, los especialistas: terapista de lenguaje, terapista ocupacional, psicólogo, psicopedagogo, neurólogo, pediatra, en fin, en busca de todas las herramientas necesarias para garantizar tu máximo nivel de desarrollo. Lidiar con tus realidades diarias no era tarea fácil, unas veces sentía que lo estaba haciendo bien, y otros días pensé que me estaba equivocando, me creaba tal vez muchas expectativas y estas no se cumplían como yo esperaba, y es allí donde sentía que me caía, que ya no podía más, y el llanto se apoderaba de mí, el dolor de no poder hacer más por ti me embargaba, sin embargo, me llevaba de valor, me levantaba y secaba mis lágrimas para seguir en la batalla… entre avances, retrocesos, estancamientos y progreso, y aunque el progreso era poco, me llenaba de fuerzas para seguir adelante; me convertía en una mami valiente, guerrera, luchadora, y, aunque en ocasiones se caí, me levantaba con más fuerzas para luchar por ti mi príncipe amado.

     Aunado a lo difícil que era para mí aceptar tu diagnóstico, el cuidado especial que debía darte, asistir a las terapias y controles médicos, debía luchar contra un gran monstro: “la aceptación social”; lamentablemente la sociedad aún no tiene conciencia en el trato de personas como tú mi amado hijo, pero es más triste aun cuando se percibe que en la misma familia son rechazados por el simple hecho de ser “diferentes”; fue muy duro para mi lidiar con personas insensibles incapaces de entender un “berrinche” y que te miraran como si fueses algo raro, como si fueses un ser de otro planeta; o lidiar con aquellas personas que no entendían que no se debían guiar por tu edad o el tamaño, porque, muy en el fondo tú seguías siendo un niño, pensabas como niño, actuabas como niños y tal vez llorabas por un juguete como un niño.

     Pero no conforme con las miradas de la sociedad, me tocó enfrentar el que no fueses aceptado en los centros educativos, o cuando lograste que alguno te aceptara fuiste de acoso escolar, nadie podía entender que tu condición era adquirida y que como los otros, también necesitabas una atención especial… comprendí entonces que la sociedad debe ser sensibilizada ante situaciones como la tuya, y que en nuestro país necesitamos una verdadera inclusión, para que todos los que están a nuestro alrededor entienden que las personas como tú también son seres humanos que sienten y tienen el derecho de ser aceptados y respetados.


     No ha sido fácil esta carrera contigo, pero me he sentido tan afortunada de tenerte en mi vida, de ser la madre de un ser tan maravilloso que día tras día me ha hecho ver en lo simple, en lo cotidiano, en una sonrisa sincera, en la inocencia de su mirada, en un abrazo donde no se controla la fuerza, que existe un amor puro y verdadero; cuando pronunciaste tus primeras palabras sentí que me regalaste el mejor de los discursos que ninguna persona en la tierra haya podido dar; al verte dar tus primeros pasos sentí que ganabas el maratón de la vida, y aunque no hayas logrado un título universitario, para mí, tu orgullosa madre, serás el ser humano más especial siempre será: el mejor médico, porque con un beso me cura cualquier dolor; el mejor psicólogo, porque con un abrazo hace que desaparezca en mi la depresión; el mejor dentista, porque con pequeñas acciones pintas en mi rostro una enorme sonrisa; el mejor maestro, porque me enseñas la simplicidad de la vida. No importa si no llegas tan lejos como lo soñé, lo importante es que durante el viaje de la vida seas feliz.


Creer que nacimos ganadores, Cambia nuestra forma de enfrentar la vida.
Carlos Saúl Rodríguez – La Vida es una sola


Historia inspirada en una mujer especial y su hijo, los cuales Dios puso en mi vida para construir una hermosa amistad.

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Wow amiga me sentí tan identificada con éste post. No es fácil pasar tantas pruebas con nuestros hijos. Pero lo más valioso es que tenemos a un Dios grande que a pesar de las circunstancias siempre está de nuestro lado para poder enfrentar cada cosa. Bellísimo post. Un abrazote

Muy parecida a tu historia, esos hijos especiales llegan a madres especiales porque saben que serán capaces de enfrentar todo por amor a ellos, siempre de la mano de Dios como guía y ayuda. Un abrazo amiga

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Nuestros hijos especiales nos cambian la vida por eso debemos luchar por un mundo mejor, para que sean aceptados con amor y comprensión, por tal motivo es importante narrar nuestras experiencias ya que a través de la aceptación y manteniendo el apoyo los especialistas indicados, quienes nos dan las herramientas que nos ayudan a manejar de manera práctica las situaciones diversas que se puedan presentar.