Que triste, en verdad, es la situación que nos arropa a los venezolanos. Dentro o fuera del país, resulta difícil dejar de pensar por un momento en todo lo que pasa y en las consecuencias que implica cada cosa. Sentir impotencia al querer volver a lo que vivimos antes de que esta locura empezara para que los más chamitos lo disfruten como nosotros lo hicimos, o alegrarnos en medio de tristeza porque nuestros familiares y amigos se vayan a lugares lejanos, sin tener la certeza de cuándo volveremos a verlos. Parece que fueramos inmigrantes en nuestra propia tierra. Saludos, paisana.
Asi es. Nos toca tratar de no perder la esperanza y de fortalecer sentires