Cómo aprendí a vivir sin Prozac

in #cervantes6 years ago (edited)

Hola queridos Steemians! En esta oportunidad les comparto mi experiencia de cómo aprendí a vivir sin Prozac. 

Sin ánimo de desvirtuar la efectividad de este famoso medicamento conocido a nivel mundial; en este post les comparto mi experiencia de cómo aprendí a vivir sin Prozac.  Tal vez algunos no lo sepan, por lo que es importante recordar que dicho medicamento es indicado principalmente para tratar cuadros depresivos crónicos, así como ansiedad y pánico.

Bien, en mi caso este medicamento fue indicado para tratar un cuadro depresivo crónico, posterior a un intento de suicidio.  Estuve 6 meses bajo tratamiento psiquiátrico.  Asistía una vez por semana a la consulta. Durante 2 horas conversaba con mi querido psiquiatra, el Dr. Alberto Franco, nunca lo olvidaré, porque su atención me ayudó enormemente a mejorar.



Al inicio era un cóctel de fármacos, cuyo ingrediente principal era el Prozac.  Recuerdo que al mes de tratamiento fue que comencé a sentir los efectos.  Mi ánimo estaba mejorando. El doctor en algún momento me explicó la función, aunque confieso que no capté nada.  Meses después fue que pude entender algo acerca de la función del medicamento, por testimonio contado de otros pacientes en la consulta psiquiátrica y un familiar farmaceuta. 

También les confieso que más que el Prozac, mi preferido era el Lexotanil, ya que me llevaba a largas y profundas siestas, haciéndome  olvidar mis temores o mis tristezas.  Sin embargo, como mencioné anteriormente, el Prozac era el principal, la mayor dosis entre tantos medicamentos.  No recuerdo qué tanto era la dosis, ni cuantas veces al día lo tomaba, pero sí recuerdo que comprabamos un frasco semanal.

En fin, era costoso el tratamiento, pero me hacía mucho bien. Me sentía cada vez más animada.  Al cabo de 3 meses el doctor comenzó a recetarme menor dosis, y gracias a mi buena disposición a tomar té  de hierbas, los fármacos poco a poco se fueron reemplazando.  Todo indicaba que mi trastorno emocional, era causado más por actitud hacia la vida y menos por una alteración hormonal.

Obviamente desahogarme en las consultas y mejorar mi relación con mi mis padres ayudó bastante a ser menos dependiente del Prozac.  No crean que es tan fácil dejarlo, de hecho he leído que es muy delicado interrumpir abruptamente el tratamiento.  Hacerlo puede empeorar la situación del paciente.  Así que el doctor responsablemente vigiló el proceso de dejar el medicamento.

Además la terapia recomendada por el doctor la seguí al pie de la letra.  Por lo que  me abrí a experimentar cosas nuevas y alejarme de personas que me causaban daño.  Dejé de escuchar música deprimente y la sustituí por música alegre.  Nada de ver películas trágicas.  Comencé a salir con amigos con los que me sentía bien.  Y les aseguro, que la guinda del pastel que me hizo superar mi cuadro depresivo fue el poder de la oración.Independientemente de la religión que se tenga, la conexión espiritual es sumamente importante. 

Cuando uno está mal, necesita desahogarse, llorar es como lavarse las penas del alma, y a Dios no le molestan nuestras lágrimas.  La oración es ese contacto que provee esperanza, ilusión, optimismo, y con esta base se puede mirar el mundo con ojos diferentes.  No desestimo el valioso aporte de los medicamentos, pero tampoco dejemos a un lado considerar el hecho de que debe haber un equilibrio de cuerpo, mente y alma para sanar.

Mi tratamiento psiquiátrico duró 6 meses.  Nunca más necesité tomar Prozac.  Me sorprendía saber que otros pacientes con quienes hice una ligera amistad, seguían tomando su cóctel de fármacos, aún con el paso de los años, prácticamente eran dependientes y se ponían muy mal cayendo en episodios críticos de depresión o ansiedad.

Han transcurrido 20 años desde aquella experiencia.  He tenido  momentos demasiado  buenos y otros malos en mi vida. Incluso etapas en las que me he sentido muy deprimida. hace algunos meses estuve a punto de entrar en una etapa crítica por razones que escapan de nuestras manos. Sin embargo, aquí estoy de nuevo de pie y animada.   Y les puedo asegurar sin mentira alguna que aprendí a vivir sin Prozac.  

Antes de despedirme, te recuerdo que dejar este medicamento es delicado.  La depresión y ansiedad es un tema que no se debe tomar a la ligera.  Mi intención es darle a conocer mi experiencia.  Podría ser de esos pocos casos que no somos dependientes del medicamento.  Resultaría útil para algunos, saber que existen opciones adicionales que favorecen el proceso de recuperación de cuadros depresivos o de ansiedad.  Espero que mi historia sea alentadora para generar cambios positivos y seguir avanzando.

La vida sigue, así que aprende a como sobrellevarla.  Aprecio tu lectura.  Apóyame con tu voto y comentarios para continuar contagiando la buena vibra.


Fuente de Imágenes

Lisa

Prozac

Lisa en cama