Un bar “abandonado” y otro par de sorpresas - Capitulo II

En ese momento cuando estábamos a punto de irnos, salieron dos chicas: una, que no es que sea yo una gurú en modas y ropa cara, pero vestía un look un tanto excéntrico, que parecía caro; y otra con los labios tipo Kylie Jenner. Así que dije: “Éste tiene que ser” y entramos.

Dentro, a mano derecha, una mujer asiática vestida de negro nos preguntó si teniamos reserva Le dijimos que no y nos indicó que podríamos ubicarnos entonces en la zona del bar. El sitio era un lugar pequeño, bar-restaurante japonés. A mano derecha se encontraba el restaurante y a la derecha, en medio, un bar lo suficientemente grande para obstaculizar la vista hacia la zona del restaurante. Eso, sumado a que todo el lugar era negro como la camisa de Juanes (incluyendo la ropa de los camareros) con una iluminación muy ligera, daba la sensación de estar en unos de estos bares que sale en “Blade, cazavampiros”

Al mirar los precios, efectivamente, era bastante más caro que otros bares convencionales, con ingredientes en los cócteles y nombres en japonés bastante peculiares. Así que, antes de terminar eligiendo ambos dos conservadores mojitos, decidimos elegir a ciegas un trago para el otro, y así fue como terminé tomando un cóctel con jengibre y limón que no estaba nada mal, de no ser porque tenia como 50 grados de alcohol, y mi compañero una bebida con claras de huevo, sake y 80 grados de alcohol (me pase un poco, la verdad).

Total que gastamos entre los cócteles algo así como 40$.

Y aquí es cuando viene la mayor sorpresa de todas cuando ya mareadillos y, estando a punto de salir del bar, miré un pequeño cuadro en la pared, del cual no me había percatado antes, y en él se encontraba un collage de tres imagenes desde diferentes perspectivas de una mujer japonesa desnuda atada estilo bondage.

Impresionada por encontrar algo así en un bar no pude evitar tomarme una foto y antes de despedirme con un caluroso abrazo en la distancia a ustedes que me leen, les dejo aquí abajo el resultado: