Me and that man: un proyecto de country/blues con vampiros e iglesias oscuras
Cuando Nergal, curador museístico, historiador y líder de la banda polaca de black metal Behemoth, anunció un disco de corte acústico, tuve una mezcla de curiosidad con escepticismo. Otros experimentos acústicos de cantantes extremos no habían salido tan bien... Pero esta vez, se unió al músico británico-polaco John Porter, lo resultó en una obra única de dark folk, que puede asemejar a cuando Celtic Frost encarnaba no sólo la estética malvada de Venom sino también la música experimental venida del thrash y el punk para convertirlo en metal extremo.
Así que con "Songs of Love and Death", el dúo sorprende con un puñado de canciones que tienen atmósferas oscuras que recuerdan por igual a Danzig, Nick Cave o Johnny Cash, mientras muestra el imaginario de un oeste lleno de vampiros e iglesias satánicas con sonidos de blues, country y folk. Pero no se queda allí, además de ser un vaquero apocalíptico hay baterías industriales junto a la energía primitiva del rock.
Es como si Beck descendiera a los infiernos, The Smiths escupieran sangre y fuego por las guitarras o escucháramos "A put a spell on you" como base de un disco conceptual con arreglos de pianos, coros infantiles y vocalizaciones de musas etéreas. Eso sí, no es un disco de metal pero es tan perverso y malvado como si lo fuese, con una producción impecable y guitarras reverberadas, voces profundas y canciones de acordes sencillos.
Lo mejor es que no pretende ser un rostro ligero de esta artista extremo, como pasó con algunos esfuerzos acústicos y alternativos de guitarristas del metal como Aeon Spoke o Pain, sino un manto de oscuridad sobre una propuesta que adolecía de ese toque fantasmal y espeluznante.
La combinación con Porter hace la diferencia. Es como una noche sin luna sobre una pradera solitaria sin ser depresivo o gótico, ni tener que renegar de su distorsión guitarrística, es más la joya acústica y mística "Kveldssanger" de Ulver que Atrocity haciendo versiones de los 80. Épico, no ridículo.
De esta placa sólo puedo decir que es un trabajo extraordinario, potente y sin aspavientos que no pretenden ser más de lo que aspira pero logrando ganarse respeto por sí mismo y podría tener un buen nicho entre fanáticos del metal extremo o la música alternativa como tener su propio e inesperado público... entre las sombras de los géneros.
Esta reseña musical la publiqué originalmente en mi blog aquí http://irresponsabilidad.blogspot.com/2017/03/me-and-that-man-un-proyecto-de.html
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