Liviano.
Todo es más liviano ahora, la brisa es de esas que te limpian el alma, te acarician la cara y te dejan todo en su lugar otra vez. Te arma, te desarma y te vuelve a armar. Como las montañas que se ven imponentes al viento y como los rompeolas se ven destinados a contrarrestar tantos golpes, tanto tiempo soportando tantos embates te han curado de espantos. Pero siempre llega la calma, el cambio de estación. Y aunque el invierno parezca eterno, siempre florece.
Es aprender a construir en bases que ardieron, es la calma después de la tormenta. Conseguir la manera de que todo esté bien, de una manera u otra. Porque recuperarse de los desastres nunca es fácil, nunca es rápido y mucho menos se sabe si ocurrirá otro en el proceso. Pero cuando la noche se despeja y ya se pueden empezar a ver las estrellas, sabes que estás cerca de lograrlo.
Y sin embargo te inventas desastres ficticios, tomas alarmas y prevenciones que no son necesarias. Levantas la guardia, subes las defensas, no dejas que nadie genere caos otra vez. No es necesario volver a quebrar las ideas que de ti brotan, volver a romper tu esencia. Es aquí cuando te das cuenta que desde hace tiempo que no caen más tormentas, que no hay amenaza verdadera. Que todo este tiempo has estado con un escudo que ya está empezando a carecer de sentido.
Es aprender a ver la vida con los ojos de quién te mira, es darse cuenta de las cosas buenas que hay en ti para hacerlas brillar. Es ver que aunque la tormenta destruyó las cosas que habías hecho, puedes volver a surgir. Y ser mejor. Ser más fuerte sin usar la coraza que en algún momento llevaste con tanto esfuerzo, a sitios donde se suponía que no te iban a lastimar.
Porque cuando al fin has podido abrir las alas y deshacerte de quiénes te ataban, más nunca dejas que te arrebaten tu libertad. Porque ver el paisaje desde el borde del abismo y saber que esta vez te canta y no te da miedo, que esta vez el aire te renueva y no te ahoga, es cuando finalmente sabes que has dejado ir todo lo que te hizo mal y que puedes volar tan alto como quieras otra vez.
Ahora escribo estando feliz. Y eso es lo más bonito que me ha podido pasar.
¡Gracias por leerme!
Verdaderos aires de libertad. Muy bueno!
Graciaaaaas!!