Escritos de un letargo sumergido - (Hoja de papel arrugada en un salón).
15/011/2017/
¿Alguna vez te ha pasado? Sentir que deseas hacer algo sin mirar a ningún lado ni escuchar a nadie, pero de cierta forma tienes un gran grillete en tus pies que te mantienen en donde estas y no te permite moverte o progresar con lo que deseas hacer. Esto sucede a menudo con cosas que nos gustan, con cosas que a pesar de todo lo que vivimos, no percibimos nunca, y jamas podríamos saber que esto sería lo que te ataría en cualquier momento o decisión. Es un momento de impotencia fugaz que solo nos deja un amargo sabor a ligera depresión.
Pues eso me sucedió. Siempre que escucho tu nombre, mi cuerpo siempre se alarma. En mi teléfono siempre escucho los mensajes y notificaciones de distintas aplicaciones pero mi cuerpo reconoce de entre todos esos monótonos sonidos tus mensajes. Es sencillo, simplemente suena y una fugaz sensación de frío recorre mi cuerpo y cuando veo de entre esos mensajes el tuyo se que no me he equivocado. Ya mi mente esta tan acostumbrada a ti, a tu voz, a tus risas, a tu manera de ser, a todo de ti, que conozco cuando estas triste, reconozco tu voz de depresión ocultada con felicidad y falsas sonrisas. Se cuando estas feliz realmente y cuando no. Todo de ti lo sé al igual que tu de mi.
Nunca tengo de que preocuparme al hablar contigo, porque siempre los temas salen detrás de otro o por consiguiente del mismo y eso es mas que agradable en una conversación. Se que lo más probable es que nunca llegues a ver esto porque esto lo escribo en un momento de paranoia aguda de esos de los que ya te he hablado y que son normalmente todos los días ocultados por una gran sonrisa y comentarios negros. Mientras más lo pienso, mas interesante se vuelve lo que escribo, ya que siento que el grafito del lápiz es eterno en estos momentos, pensamiento que tranquiliza mis pensamientos expresados sin ningún posible orden de ideas pero que quiero dar a entender que eres ese ancla que me detiene ante todo. Son demasiadas las veces que no he dejado de pensar lo débil que me puedes convertir con un comentario o lo valiente que me puedes hacer con solo una de tus sonrisas, esas que codicio tanto ver y ser el causante de ellas.
Ya faltando 15 minutos para terminar de materia, sólo pido que seas feliz en donde estés, que lamento haber sido tan hiriente aquella noche para que tu pudieses olvidar el hecho de que sentías algo por mi. Lamento haber arrancado esa flor que pudo haber emergido como la más hermosa del reino. Lamento no haberte correspondido, pero quiero que sepas que lo hice para que fueras feliz, en aquel país.
Odio la noche que no contesté tu mensaje ni tu llamada por no querer seguirme haciendo daño. No sabía que pedías auxilio aquella noche, en parte fue mi culpa y lo reconozco. Espero que si existe un cielo, pueda verte a ti, a tus ojos y me perdones para poder decirte que fuiste la única ancla que he encontrado hasta ahora en mi vida.