Honor a quien honor merece
María Socorro Rosario de Olivo, en su juventud
Siento que en la vida, he tenido más ganancias que pérdidas. Ha sido un buen negocio.
Cuando me casé, gane un buen esposo y cuando me divorcié, gane el mejor padre para mis hijos. Este matrimonio además de dejarme muy buenas vivencias me dejo otra familia: mi familia política. Un familión extraordinario, pero el más extraordinario ser, fue mi suegra, que a dos meses de haber partido, casi no la imagino ausente.
Seres de esos que dejan huella. Siempre de buen humor, generosa, amable. No pude haber elegido mejor suegra.
Dispuesta siempre a "montar un café" cuando yo llegaba y una larga charla de lo humano y divino. Como buena católica dadivosa en su casa siempre hubo un plato de comida para propios y extraños.
Mi Soco querida, su partida tan repentina nos dejo en el aire, a veces pienso que su bondad nos mantendrá muy unidos.
Amaba a todos desde distancias largas y cortas. No hizo diferencias. Mis hijos ganaron con ella ese pegamento de la vida que se llama "fe".
Gracias por tanto.
Socorro junto a dos de sus nietos: Carlos Luis e Isaac Enrique
Berta Ramirez - Marzo 2018
Excelente historia
Admirable forma de vivir y beberse la vida. Desde un optimismo que recompensa.
Sentidas palabras: Los familiares de nuestras parejas pasan a ser prácticamente parte de una familia.
Una historia que inspira. Cuantas de nuestras madres luchan día a día por un futuro mejor? Saludos amiga Betania.
Que bendición que tuviste una segunda mamá en ella y la disfrutaste!!