Regresaré, te lo prometo.

in #cervantes7 years ago (edited)

Hola queridos Stemians

Hoy les traigo una leyenda que resalta el folklore

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Hace muchas décadas atrás, nació en el seno de mi familia una historia, que en sus inicios era graciosa y aventurera, giraba en torno a mi abuela y sus tres hijas que eran conocidas como las cuatro Marías, ya que todas llevaban por nombre María. Siendo inicialmente contada en la intimidad de nuestro hogar, para luego ser compartida a turistas y visitantes, transformándose en una leyenda algo oscura y reflexiva, que forma parte del folclor de mi pueblo.

La leyenda nació un día lluvioso de mayo a principio de 1920, donde las cuatro Marías se internaron a primera hora de la mañana rumbo a su pequeña hacienda familiar, que llevaba por nombre “La mano de dios”, la misión era la de limpiar las plantas de cacao y realizar su cosecha.

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Para llegar a la hacienda, las 4 Marías debían caminar durante 4 horas en el espeso monte, también tendrían que atravesar un pequeño, inofensivo y calmado rio, mientras duraba el pequeño viaje iban cantando, se alternaban para contar chistes, existía un ambiente lleno de alegría. Llegada las 12 del medio día arribaron a la hacienda, inmediatamente procedieron a limpiar las plantas y recoger el cacao.

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Transcurría la jornada entre cantos y humor, todo iba con total normalidad, reinaba el júbilo, cuando de forma súbita del cielo se desprendieron múltiples rayos y centellas, desencadenándose una fuerte lluvia, lo cual obligó a las cuatro Marías a ubicar un lugar para protegerse de aquel diluvio, que parecía salido de un pasaje de la biblia.
Pasada algunas horas de aquella torrencial lluvia, decidieron suspender la actividad, de regreso observaron que el camino había sido obstaculizado, y aquel pequeño, inofensivo y calmado rio, se transformó en un furioso y ruidoso rio, así que debieron tomar una ruta que jamás habían tomado anteriormente, ya no había cantos y tampoco humor, el ambiente se volvió tenso y gris.

Luego de algunos minutos se siente un fuerte ruido de piedras y agua, venia hacía las 4 Marías una crecida del rio, una arrolladora fuerza de la naturaleza que arrastraba árboles y todo lo que se atravesaba en su camino, obligándolas a tomar una ruta que era desconocida por ellas.
A medida que se internaban en el bosque para evitar la crecida del rio se sentían más angustiadas, pasada una 1 hora de camino a lo inexplorado, logran descubrir una pequeña cabaña abandonada, al ingresar a la cabaña observan que hace muchos años nadie había estado en ella. Pasada las 6 de la tarde, la Abuela decide que era lo mejor y más seguro pasar la noche allí.

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Con muchos nervios y totalmente mojadas por la lluvia, las 4 Marías deciden dar una pequeña vuelta de reconocimiento por toda la cabaña, inmediatamente observan que hay unos pedazos de maderas secos y proceden a encender una pequeña e improvisada fogata.
La menor de las Marías saca de su bolso algunas frutas que recogió en su camino y procede a compartirlas con su familia. ¡Se acerca una larga noche! Manifestó la Abuela, debemos mantener la calma, descansen, mañana regresaremos a nuestra casa.


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Mientras tanto en el pueblo, todos estaban alarmado por aquella lluvia que persistía fuertemente. En la casa de las 4 Marías existían gran preocupación por no saber nada de ellas.
Al día siguiente, la Abuela María observó por la ventana, que la lluvia había disminuido, inmediatamente despiertan a sus hijas e inician la retirada de aquel sitio.

Al cabo de pocos minutos de caminar, observan que todos los caminos estaban tapados, los puentes caídos, y le rio todavía estaba muy fuerte, y como por arte de magia la lluvia inicia nuevamente, entonces la Abuela María decide que era más seguro regresar a la cabaña.

Devuelta en la cabaña, la Abuela alienta a sus hijas a mantener la calma, e invita a buscar entretenimiento mientras duraba su estadía, y así lo hicieron, de pronto se escucha un grito “Corran, corran vengan a ver” Grita Mi tía María Yelitza, al llegar todas al sitio observan que había descubierto un viejo baúl, que contenía ropa antigua, algunas fotos, libros y una vela de cera.

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Sorprendida por el hallazgo inician un juego con la vela, el cual consistía en encender la vela y convocar a los espíritus, se podían realizar preguntas sobre el futuro, y fue así cuando las 4 Marías, en especial mi tía María Yelitza, iniciaron esta aventura por lo desconocido.

El juego de la Vela consistía en encender una vela y a su alrededor se debían colocar en círculo con los pies descalzos, y se inicia el llamado a todas aquellas almas que estén presente.
Sí la vela parpadeaba era la señal que estaba presente un ser de otro mundo, al realizarle preguntas, si la luz iba a la derecha era un sí, pero sí giraba a la izquierda era no a la pregunta efectuada.


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Pasado algunos minutos la luz de la vela empezó a parpadear “de arriba abajo” era evidente que estaba una deidad presente, inmediatamente iniciaron las preguntas ¿Eres mujer? Y la vela respondió a la izquierda, es decir, era un ser de otro plano varón, ¿Viviste en esta cabaña? Respondió a la derecha, es decir, que sí.

Sucesivamente le realizaron muchas preguntas y llegaron a la conclusión que aquella deidad que estaba presente, fue un hombre que vivió en esa cabaña hace más de 100 años, nunca se casó, no tuvo hijos, era flaco, alto, usaba sombrero llevaba y por nombre Humberto, de la misma forma indicó que en el baúl estaba un retrato pintado a carbón de él.
Humberto les dio la bienvenida, les indicó donde podían ubicar fruta para comer, igualmente indicó donde podían conseguir un manantial con agua fresca para beber.

Todas las Marías hicieron pregunta de su futuro, sobre novios, riquezas, porvenir y mucho más.
En especial mi tía María Yelitza hizo una afinidad con aquella Deidad llamada Humberto, le respondía en especial muy rápido a ella, igualmente cuando se dirigía a ella se sentían olores a eucalipto en el ambiente. Así pasaron sin darse cuenta aquella velada, entre preguntas e historias.

Terminada la lluvia, las 4 Marías se despiden de aquel peculiar lugar, he inician el viaje para su hogar, una vez llegaron, comparten con el resto de la familia su aventura, todas habían dejado atrás la historia, todas menos mi tía María Yelitza, que siguió en contacto con Humberto.

Todas las tardes al regresar del colegio iniciaba el contacto con Humberto, podían pasar horas y horas, ella preguntándole de su vida m “evidentemente María Yelitza y Humberto eran amigos”.
Pasados algunos años, mi tía María Yelitza se compromete en matrimonio, y un día antes de celebrase la boda, realiza un último contacto, “Humberto le promete que siempre le recordará” “Y cuando ella, así lo solicite él la buscará”

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Pasaron alguna década y todo iba muy bien, hasta un día que el esposo de mi tía María Yelitza muere, y ella se sumerge en la tristeza y el dolor.
Un día mi tía María Yelitza realiza otro acercamiento con la vela y contacta a Humberto, pasaban horas comunicándose, a mi tía se le escuchaban risas, cantos y alegría, a tal punto que mi familia ya estaba pensando que estaba mal de la cabeza, puesto que ella manifestaba que Humberto la iba a buscar para ser felices.

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El grado de delirio manifestado por María Yelitza ya tenía a toda la familia desconcertada y deciden comunicarse con el hospital para que la fueran a buscar y la internaran, colocándole así tratamiento médico y buscarle una cura a su situación.

“Todo está listo” Manifestó su hijo mayor, ya vienen del hospital para llevarse a mi mamá.
“Top, Top” suena la puerta, y al abrirla estaba un hombre flaco, alto, y de sombrero, con aroma a eucalipto, y manifiesta que estaba allí por María Yelitza. “Pase usted adelante” Exclamó su hijo.
“Venga por acá está mi mamá”.

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El encontrarse frente a frente, María Yelitza asegura que no estaba loca, que la dejen en paz, con pasos largo, lentos y seguros se acerca el caballero y le dice: “He venido por ti, al lugar que te llevaré no tendrás más sufrimiento, no hay dolor, no hay más lágrimas, ven acompáñeme María Yelitza”, mi tía deja de llorar, se coloca de pie y accede a irse con el caballero.

Pasado algunos minutos, toca la puerta “Top, Top”, al abrirla, inmediatamente se presenta, soy el Dr. Carlos Ramírez, soy el médico que viene por la señora María Yelitza. Al escuchar sus palabras todos quedaron asombrados, inmediatamente salen corriendo a la calle para alcanzar al antiguo visitante con María Yelitza, pero como por arte de magia, jamás lo volvieron a ver.

Al día de hoy todavía se desconoce su paradero, y mi tía pasó a formar parte de la larga lista de personas desaparecidas.

¡Será que Humberto cumplió su palabra de buscar a mi ti!

Sí te gustó la leyenda Sígueme @manuel97

Saludos.

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Muy buen relato, realmente da miedo jejeje

La verdad es espeluznante, pero muy bueno