Decepciones...

Cada momento que pasa lentamente en su vida hace interminables los días, las semanas que pasan, y todo sigue igual, siguiendo las señales que otros quieren que siga, y no cuesta nada, cuando no sabes que esperar de la vida, cuando no tienes deseos ni expectativas de nada ni sabes lo que quieres hacer, es fácil seguir el camino que los demás te imponen. cuando estas en esa situación, nada cuesta hacerlos felices.

Luego de la cita con el doctor Brimstone, Ella se dirigía a su trabajo pensando inevitablemente en la última frase que le dedico el doctor, no sabía cómo interpretarlo o mejor dicho no se atrevía, tenía miedo de hacerlo erróneamente y no quería decepcionarlo. Ya lo estaba haciendo con muchas personas en estos últimos meses.

A sus amigos cuando la saludaban y ella no los reconocía, a su jefa, una señora agradable que la supervisaba en la galería, cuando no sabía bien como desenvolverse en su trabajo, pero sobretodo a su familia, aquella por la que no sentía nada, cada abrazo de su tío Daniel o cada beso de su tía Mary, no se sentía cómoda con ellos a su alrededor.

No quería hacerlos sentir mal, pero tampoco quería engañarlos.

Debido a esto, se centró en su trabajo y en sus tiempos libres, paseaba por la ciudad conociendo de nuevo esos lugares donde siempre había vivido, observándolos desde otro punto de vista e intentando conseguir algún detonante para sus recuerdos. Anna, su jefa, le había dicho que si no se sentía bien en su casa, podía rentarle a buen precio un departamento cerca del centro, podía decorarlo a su gusto y usarlo como taller para sus pinturas. 

Estuvo pensando durante el trayecto a la galería. La galería como ellas la llamaban era un estudio de arte reconocido, donde se dictaban clases de pintura, dibujo, fotografía y sin fin de cosas más. 

-Disculpa-Susurro alguien a su lado.

Tenía mucha suerte de tener a Anna, la había tratado muy bien y le había explicado pacientemente como hacer su trabajo aunque todavía no se sentía preparada para dar una clase. dudaba poder explicarles a sus aprendices como expresarse y plasmarlo en un lienzo cuando ella no había logrado hacerlo desde el accidente.

- Eh, disculpa. ¿Puedes darme un momento de tu tiempo? - trato otra vez una chica de cabello corto, con largas pestañas enmarcando sus ojos azul cristalino. 

Ella se sorprendió, no había estado prestando atención a su alrededor cuando caminaba. Esta sumida totalmente en sus pensamientos. La chica sosteniendo su brazo, la llevo hasta una cafetería pequeña acogedora, y tomaron asiento en una de las mesas de atrás. Una de las camareras se acercó y dejo el menú en la mesa, olía a café, vainilla y canela.

-¿puedo tomar su orden? - Pregunto la chica con una cálida sonrisa en el rostro.

Ella no había podido desayunar esa mañana, había preferido evitar a sus tíos y tener que despedirse de ellos, así que el vacío en su estomago la hacia sentir débil. así que pidió un café y una magdalena. La chica a su lado, aun desconocida para ella pidió solo un té de canela. La chica tomó la orden y se retiró.

-¿Qué necesitas? - Le pregunto Ella a la chica.

-Soy Amy Shane, nos conocimos en una exposición de arte, ¡supe lo del accidente y no pude comunicarme contigo! No contestas las llamadas y hable con Anna para contactar contigo y me dijo que fuera hoy al tu estudio de arte... - Seguía hablando y Ella solo trataba de reconocerla, pero sabía que era imposible. hasta ahora nada había funcionado. La camarera trajo el pedido y Ella por fin pudo apaciguar un poco su hambre.

-Disculpa, ¿puedes hablar más despacio? - Pidió Ella- No puedo seguirte el ritmo, y tampoco te recuerdo, sabes, después de esa noche no he logrado recobrar la memoria y no recuerdo nada ni a nadie.

--Si lo sé, por eso estoy aquí, quiero mostrarte las pinturas que hicimos juntas y las que me encargaste para la exposición de arte en París, a ver si te ayuda en algo. ¿Has sabido algo de James? Ah, no. Olvídalo. Cuando podemos vernos de nuevo, estaré en la ciudad por unos cuantos meses y le pedí a Anna que me prestara una plaza para enseñar en los talleres de pintura y me ofreció la tuya, si quieres podemos intentarlo juntas.

James, ese nombre hizo a Ella sentirse extraña, le parecía conocido pero tan distante. Su mente intentaba. 

-¿Quién es James? - Preguntó.

-Nadie importante Ella, En este momento debemos centrarnos en ti, en la gran Ella Rhodes, reconocida artista. Lo de tu accidente salio hasta en los periódicos cariño, no sé ni como puedes caminar en la calle sin que la gente te reconozca. - Insistió Amy, se veía un poco nerviosa. pero Ella decidió ignorarlo, no tenía tiempo y debía llegar al trabajo.

-No es gracioso Amy, tengo que irme, me alegro haber podido conocerte, espero seamos buenas compañeras de trabajo, mi teléfono está desconectado así que si quieres contactarme habla con Anna. - Amy se dio cuenta de que Ella se había molestado.

-Lo siento cariño, no es mi intención hacerte sentir mal, tendremos tiempo para ponernos al día y te contaré todo lo que pueda decirte. Vamos, yo también tengo que ir a la galería. - Amy se levantó y pago la cuenta, y juntas se dirigieron al trabajo.

***

Después de la jornada de trabajo pudo por fin hablar con Anna sobre lo del apartamento y decidió tomarlo, al fin podría descansar del ambiente tan tenso en la casa de sus tíos e intentar pintar un poco, no lo había intentado antes por miedo a dejar el lienzo vació y sentirse más inútil de lo que ya se sentía.

El nombre de James seguía rondando por su cabeza; pero no conseguía nada, Amy seguía cambiando el tema y tampoco había podido ver las pinturas que ella quería mostrarle. debido a las vacaciones había un ingreso mayor de aprendices y los talleres para niños estaban a reventar, tuvieron que crear un nuevo plan para los fines de semana y así abarcar todas las solicitudes.  

Había muchas cosas por hacer y gracias a eso se había entretenido logrando olvidar sus preocupaciones.

Era domingo y había decidido ir con su cuaderno de bocetos al parque, era un día nublado, gris. Con las calles del centro atestadas de personas, algunas con paraguas por si decidía llover. Ella caminaba inspirándose con el paisaje, con cada rayo de luz que pasaba a través de las nubes grises, con el viento sacudiendo las copas de los arboles, los niños corriendo en el parque...

Llora. Lágrimas salen de sus ojos porque recuerda que solía sentarse allí con su padre, lanzar piedritas al lago y ver cual llegaba más lejos. Su padre que le contaba cuentos para dormir, que la arropaba y le daba un beso de buenas noches.

Su padre que la cuidaba cuando enfermaba y le preparaba sus comidas favoritas.

Aquel que la llevó a su primer día de escuela.

Aquel que le enseñó a ver la vida llena de colores y plasmarlo en los lienzos.

Aquel que la amó incondicionalmente.

Aquel que ahora ya no está.

Fuente.