La Filosofía de la Investigación
Luego de realizar algunas lecturas a autores como Jaimes. R. (1998) en su obra Origen y destino del conocimiento científico, Prieto, M. (2017), Pensar la ciencia desde la biología. Una visión evolutiva del conocimiento biológico y Morín, E. (2002) en su obra titulada: La cabeza bien puesta, he paseado por la historia de la filosofía de la investigación y de estos filósofos destacados, aprecio los postulados de Sócrates quien fue el verdadero iniciador de la filosofía al contextualizar que el objetivo primordial de esta ciencia era buscar en el interior del ser humano, él habló de términos como la dialéctica y la mayéutica, donde la primero se encarga de razonar, argumentar, analizar las preguntas y respuestas que se presentan una vez planteada una proposición y la segunda es el arte donde el interlocutor descubre sus propias verdades a partir de una serie de preguntas. Con Sócrates la filosofía da un giro al centrarse concretamente en el hombre y como en él se fecunda el pensamiento.
Más adelante en mi lectura me encuentro con Aristóteles y confieso la admiración que sentí por tan significativos aportes, el desarrolló la teoría física de que todo estaba constituido por cinco elementos; agua, tierra, aire, fuego, y éter, donde cada elemento tenía su movimiento natural, principios tales ayudaron a explicar fenómenos como: ¿por qué las rocas caen? o ¿por qué sube el humo? Teoría que estuvo vigente hasta la revolución científica, postuló además la teoría de la Tierra como centro del Universo, hasta que en el siglo XVI, Copérnico, introduce el concepto de que el Sol es el centro del Universo. Por otro lado, y probablemente lo más apasionante, es el hecho de que Aristóteles es considerado el padre de la Biología, debido a los estudios que hiciere en esa materia; postula la teoría de la generación espontánea, deja sentada las bases de la clasificación del reino animal y vegetal, realizando observaciones de verdadero rigor científico para la clasificación en géneros y especies, la cual se mantuvo vigente hasta Carlos Linneo en el siglo XVIII.
Continuando con esa búsqueda de información, de alguna manera “profundizo” en las corrientes del conocimiento y me topo con Descartes como el principal precursor del racionalismo, quien habla de la duda, con el nace el punto de vista lógico y el subjetivismo de la época moderna, y es el con su famosa proposición “Pienso luego existo” quien influye de manera determinante en pensadores de generaciones posteriores; convierte el pensar en el fundamento de una nueva construcción del conocimiento. Entonces la base del racionalismo es que todo lo que existe, tiene una razón de ser. Resulta que no solo en el pensar está la construcción del conocimiento, y aparece otra corriente: el empirismo inglés con las concepciones de sus principales representantes; Locke en su obra Ensayo sobre el Entendimiento Humano, expone que la experiencia es la que determina todo el conocimiento, negando los principios innatos de la mente, por otro lado Berkeley, con su teoría idealista argumenta que ninguna cosa material puede existir sin ser percibida y está Hume para quien el mundo es un mundo sin razón y sin lógica, solo recibimos impresiones de los sentidos. En resumen el empirismo planteó que todos los conocimientos proceden de la experiencia bien sea interna (reflexión) o la externa (las sensaciones).
Durante este paseo filosófico, llego al siglo XIX, donde surge el Positivismo, con Auguste Comte como su principal representante, uno de los fundadores de la Sociología, esta corriente plantea que lo absoluto es la ciencia y el método de las ciencias naturales no sólo se aplica al estudio de la naturaleza sino también al estudio de la sociedad. Para Comte, el estado positivo no es más que la búsqueda de las relaciones constantes de semejanzas y sucesión entre fenómenos. Durante esta época se observa optimismo, progreso, bienestar generalizado. La ciencia lleva a que la mentalidad positivista combata los pensamientos idealistas y espiritualistas de la realidad, ideas que los positivistas atribuían de abstractas, aunque por otro lado se sumergían en actitudes imprecisas tan dogmáticas como aquellas que criticaban.
Seguidamente al llegar al siglo XX nos encontramos con algunos padres de la filosofía de la ciencia como: Popper, Khun, Lakatos y Toulmin, estos filósofos erigieron un nuevo marco y aportaron las herramientas para el planteamiento de la historia y sus enfoques metodológicos, por otro lado en el siglo XX también surge la sociología de la ciencia como una forma de interpretar las diversas formas de hacer ciencia promoviendo el desarrollo de comunidades científicas y las diferentes escuelas. Es entonces cuando nace la escuela de filosofía conocida como el círculo de Viena y de allí y de la inquietud de algunos científicos, pensadores, surge el llamado Positivismo Lógico, poniendo en evidencia el carácter puramente operativo de las funciones cognoscitivas, allí se debaten aspectos de gran relevancia como: la metafísica, la unificación de las ciencias y la verificabilidad. Hasta este punto siento que he aprendido que los aportes filosóficos han sentado las bases de la investigación cuantitativa y cualitativa. Cito textualmente a Morín, (2002): «la filosofía es ante todo un poder de interrogación y de reflexión sobre los grandes problemas del conocimiento y de la condición humana»
Por último al llegar al siglo XXI me encuentro en un mundo caracterizado por una compleja transformación global, cambios climáticos, políticos, económicos, científicos y culturales, además con un potente desarrollo tecnológico, que influye sobre las actividades humanas y su conocimiento, influyendo cambios drásticos en la sociedad, en sus formas de actuar, pensar, dirigir, planificar; es por esta razón que hoy más que nunca estamos urgidos de filósofos, capaces de investigar y dar respuesta a los hechos simples, que se acoplen a la realidad del hombre del mundo actual y puedan entender la problemática imperante y ofrecer una vía para hacer posible el desarrollo de la sociedad actual. Estas aseveraciones me hacen llegar a la conclusión de que toda investigación merece y necesita estar argumentada a profundidad y eso sólo se puede lograr con un cambio verdadero de actitud, compromiso a profundizar y a reflexionar sobre lo leído, lo conocido, internalizar lo importante de divulgar el conocimiento.
No todo es como lo planteó Platón en su momento: “las ideas generaban al mundo”, hoy día sabemos que la acción es necesaria, pero la humildad debería prevalecer siempre.
Según palabras de Sócrates:
“La Verdadera Sabiduría está en Reconocer la Propia Ignorancia”
Espero les sea de provecho mi modesto escrito. Hasta una próxima publicación.
Mary Sindy Castañeda.
Fuente de Imagen:
Elaboración propia.
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