Recuerdo que cuando conocí a Sonia y a Alfredo era tanto el amor que transmitían, el afecto curado con los años, que aquella tarde se fue ligerita no sin la promesa de reencontrarnos pronto. Ese reencuentro jamás se dio. Seguramente, en alguna parte, sus almas han vuelto a entrelazarse, como pájaros entre danza y canto. Los reencuentros tampoco tienen que ser en la tierra, pienso yo ahora. Gracias por tan hermoso post. Un abrazo
Agradezco ese comentario tan querido, @nancybriti. A Alfredo y a Sonia siempre se llevarán en el alma. Mi abrazo para ti.