Mi aventura en la Gran Sabana
La Gran Sabana
Corrían los últimos días del 2015, para ser más precisa el 30 de Diciembre cuando recibí una llamada de mi querida amiga Katy preguntándome si quería ir a La Gran Sabana, le dije pregunté pa´cuándo y me dijo: el primer día del año que viene. La economía para ese momento no estaba tan torcida como ahora, y por supuesto que le dije que sí y enseguida llamé a mi mejor amiga, comadre y socia de crimen, quien no dudo en unirse al plan, también se vino Aldemaro, pero probablemente no lo mencionemos mucho, porque estuvo durmiendo casi todo el viaje, recuerdan aquel personaje de Half Baked que siempre estaba en el sofá? Ese sería Alde en este caso.
Fri y yo en la piedra de la virgen, entrando a la Gran Sabana:
Nos llevamos una cava llena de enlatados, harina, pasta y arroz, cuando nada de eso valía más que un sueldo mínimo y de hecho todos cabían en el sueldo, apenas ese 2015 Obama firmó el primer paquete de sanciones contra Venezuela, ya teníamos idea de la hecatombe que se aproximaba, así que de alguna manera sabíamos que teníamos que disfrutar, en la troncal 10 nos encontramos con una casa que hacía alusión a aquel infame decreto.
Fueron 10 horas hasta Puerto Ordaz, a donde mi cuerpo de chofereza llegó sin bateria, y al día siguiente 10 horas hasta la entrada del Parque Nacional, todo muy lindo, sin novedades, salvo por la cantidad de especímenes en Jeeps que nos acompañaban y que anunciaban un poco lo que encontraríamos al llegar.
Ah, y el puente nuevo que es hermosísimo, también una novedad para mi:
Yo tenía más de 10 años sin ir a la Gran Sabana, así que me sorprendió mucho ver todo asfaltado, aún era muy lindo el panorama. Al llegar al primer punto donde pensamos en poner el campamento nos espantamos con la cantidad de Jeeps con música a todo volumen, la cantidad de plantas eléctricas, personas con computadoras, etc etc. Pasamos por otros puntos, pero todo fue infructuoso, el lugar estaba completamente plagado de esas criaturas detestables, a quién se le ocurre además instalar un wifi cuando estas en una zona ancestral? Al final montamos nuestro campamento y nos hicimos unas arepitas de plátano.
Las arepitas de plátano:
Haciendo las arepitas:
Aldemaro:
Al día siguiente nos dimos una vueltica y nos bañamos en el Kama Merú, que fue donde acampamos.
Bellísimo no? lo que no era nada bello era la gente lavando ropa y en general cagándola, estábamos rodeados de una guerra de minitecas, incluso al alejarnos podíamos escuchar la música.
Al día siguiente fue cuando realmente comenzó la aventura, yo no tenía mucha gasolina a diferencia de mi amiga Katy que había llevado un par de bidones de repuesto, así que decidimos que ella se iría adelante y nosotros nos quedaríamos poniéndole gasolina a mi carro, para lo que había que hacer una cola de aproximadamente 8 horas, así que quedamos en que las alcanzaríamos en Kavanayen.
Intentamos hacer la cola con Romeo Santos ambientando musicalmente, pero luego de varias horas nos dimos cuenta de que probablemente nos tocaría estar ahí hasta el día siguiente, así que desistimos, nos fuimos con lo que quedaba en el tanque, pensando que encontraríamos a Katy y compartiríamos de la suya. Acá viene un spoiler: a Katy la volví a ver un año después.
Eran aproximadamente 40 Kilómetros, pero justo al entrar al desvío nos dimos cuenta de que no estaban asfaltados, y mi carro no es para nada rústico, todo lo contrario, así que cada vez que cruzábamos con algún humano nos decían: no van a llegar, ese carro es muy chiquito.
Carrito luchador:
Las fotos del camino:
Pero más pudo la voluntad, y así fuimos a 5kilómetros por hora recorriendo la Sabana, hasta que el tanque de gasolina no pudo más y nos quedamos en un desvio que encontramos, vale acotar que esa fue decisión de nuestro amigo Alde a quien luego de 8 horas de sueño despertamos porque la verdad es que estábamos en el medio de la sabana sin gasolina.
Montamos la carpa asustados, sin tener idea de dónde estábamos, sin vislumbrar mucho más que una casita, pero felices porque habíamos logrado el objetivo: huirle a la tribu de turistas.
La sorpresa vino en la mañana cuando nos dimos cuenta del paraiso que nos rodeaba, éramos como el cuento de la niña que llega a la casa de los 3 osos, pero en este caso nosotros 3 éramos la niña y habíamos llegado a una casa de descanso de una misión religiosa (donde no estaban las misioneras). Afuera de la casa había un Caney (Choza) con un Budare, un chorro de agua y a 500metros unos pozos, era como un resort sólo para nosotros.
Ahí pasamos el resto de los días, cocinando y haciendo excursiones cerca, incluso llegamos a Kavanayen.
Kavanayen:
Gracias a la vista privilegiada del lugar podíamos ver cuando se aproximaban vehículos, y así todos los días pedíamos un poco de gasolina a cualquiera que pasara por ahí. A los 5 días llenamos el tanque.
Ya tocaba devolvernos, y tuvimos que usar un poco de tracción de sangre, mis amigos empujaban el carro y rellenaban el camino con piedras para poder salir.
Nos vinimos felices, al final nunca encontramos a Katy, pero improvisadamente tuvimos unas vacaciones memorables y comenzamos así el 2016.
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Mi recomendación es que no olviden que la vida es ahora, no dejen pasar la oportunidad de viajar cuando se les presente.
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