La serpiente
Hablar acerca de las serpientes, por si solo produce en muchos una especie de temor. A mí me sucede. El desconocimiento y la mala publicidad que se la ha hecho a estos animalitos es el culpable. Y si lo hacemos en el marco del Evangelio, llamaría un poco más nuestra atención por la referencia que tiene en cuanto a Satanás y el pecado. Por ello, es posible pudiera haber algún tipo de prejuicio en algunos, en función a lo que la serpiente ha significado para los cristianos. Seguro algunos lo verían como algo horrible. Pero, el estudioso del Palabra y seguidor de nuestro Señor Jesucristo debe apartar todo prejuicio respecto a esto y aprender de ello todo lo que se pueda.
Podrán preguntarse ¿Por qué Dios mandó a Moisés a enarbolar una serpiente de bronce para que aquellos que fueran mordidos por ese terrorífico animal miraran y sanaran, en su travesía por el desierto, si la serpiente es el símbolo del pecado en Edén? Juan lo aclara. “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:14,15. Allí está la respuesta.
A nuestro entender, a pesar de la mala fama, la serpiente la utilizó Dios en el desierto como una señal de la futura venida de Jesús como el Salvador de la humanidad. Obviamente se estaba proyectando hacia el futuro. Si agudizamos nuestra percepción espiritual, veremos, que además de ser un gran acto de amor, es una clase magistral de pedagogía divina donde Dios combina en una sola imagen, la tesis con la antítesis, los extremos, para provocar una reacción en el corazón de aquel pueblo terco y rebelde y que sirviera para los cristianos de hoy. Pero ese pueblo que sacó de Egipto con grandes milagros y prodigios cerraba sus ojos a ello y sus descendientes en los tiempos de Jesús tampoco entendieron que aquel acto en el desierto, ellos lo iban a consumar en la persona de Jesús que era el Mesías Redentor y efectivamente lo levantaron en la Cruz del calvario.
Dios a lo largo de toda la historia de la redención del hombre ha buscado que se crea en él solo por fe. Como lo hizo Abraham, el padre de la fe, en aquel terrible trance con su primogénito en el Monte Moriat. Así como muchos otros que también han creído solo con un acto sencillo de fe. Y el hecho de que la sanación viniera tan solo por mirar una serpiente de bronce levantada hacia el cielo era esa prueba de fe que iba en paralelo con la primera venida de Jesús. Pero muchos, como hoy subestimaron dicha curación y perecerían sin remedio en las calientes arenas del desierto.
Hoy, la Salvación sigue siendo gratuita, pero, nuestra mirada a la cruz del calvario sino va acompañada de obediencia a la Palabra de Dios. A una fe que produzca obras y que las obras sean producto de la fe, no va a servir de nada. Hay que estar muy claro que las obras por si solas no salvan y la fe por si sola tampoco va a salvar. Es una combinación perfecta. Una simbiosis. Ud. hace las obras porque cree en el Señor Jesucristo. Y sus obras a su vez son el producto de esa fe. PRAXIS. (La imagen publicada es tomada de una página web gratis)
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Gracias por tu opinión tomask-de