Cómo me gusta ver que ese espíritu de Puella Aeterna ilumina tu fantasía para traernos siempre un fascinante sueño, que nos haga pensar, al menos el tiempo en el que gozamos con su lectura, que la vida, después de todo, sigue siendo también un frenesí y una ilusión. Ese helado pinta fantástico. Que aproveche, pero no hasta el punto de que te haga coger un empacho y tengas que estar una temporada sin deleitarnos con tus cuentos.