LA SANTIDAD DEL ALMA PARTE 1
MINISTERIO DE LA ENSEÑANZA Y LA EVANGELIZACIÓN
“JESÚS SOBERANO SEÑOR”
ESCUELA DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN TEOLÓGICA
INTRODUCCIÓN.
Por Maestro José N. Briceño
Muchos exponentes del tema de la Santidad lo presentan de manera compleja por no tener un concepto preciso y conciso acerca del mismo, hasta el punto de que le han adjudicado la acción de pecar -que está en oposición a la Santidad - sólo a las acciones malas, pasando por alto que aún haciendo lo bueno se puede pecar en contra de Dios. Otros hacen sólo de lo inmoral un acto de pecado, ignorando que aún haciendo actos morales se peca en contra de Dios, y aunque parezca paradójico hay actos inmorales que no atentan en contra de la Santidad de Dios.
En esta materia daremos con precisión todo lo relacionado a la Santidad, la santificación, y qué significa ser santo.
Según lo principios de la pedagogía la mejor forma de enseñar lo que “es”, es exponiendo lo que “no es” concerniente al tema. Voy a presentar lo que “no es” la Santidad, y automáticamente se va sobrentendiendo lo que “es” la Santidad.
LO QUE “NO ES” LA SANTIDAD.
LA SANTIDAD NO CONSISTE EN UNA LISTA DE COSAS QUE TÚ TIENES O NO TIENES QUE HACER.
La Santidad además de tener que ver con principios está muy relacionada con el motivo del corazón. Esto va más allá de lo que tienes que hacer y de lo que no tienes que hacer.
Es cierto que la Santidad tiene que ver con hacer de los preceptos de Dios un estilo de vida, que a su vez pasan a ser principios para la vida, pero sobre todas estas cosas está el motivo del corazón, que es lo que indica el carácter de las cosas. Es decir, no es lo que haces lo que caracteriza el pecado, sino cuál fue el motivo que te condujo a hacer las cosas.
Según la Hamartología, Dios no juzga el pecado por las obras, sino por el motivo que te conduce a hacer las cosas y cuáles fueron sus consecuencias.
La Hamartología: Es la ciencia que se encarga de estudiar y juzgar el pecado, no por los hechos sino por el motivo del corazón, y las consecuencias que éste produjo.
Hacer algo -sea bueno o sea malo- sabiendo los daños que se van a producir, es premeditación, y ante Dios es contado como pecado, no tanto por lo que hiciste, sino por los daños que causaste sabiendo de antemano los resultados nocivos que ibas a tener.
El término pecado en su etimología es “Amartia”, que indica: “Errar al blanco”. Por lo general se denomina pecado toda falta, iniquidad, rebelión, injusticia, inmoralidad, disociedad; no entendiendo que hay acciones que están en total contraste con lo antes dicho, que en su apariencia no parecen pecados, sin embargo, ante los ojos de Dios se está incurriendo en éste.
Pecar indica: Errar al blanco, entendiendo que el blanco es el centro de la perfecta voluntad de Dios. Todo lo que hacemos que no esté acorde con el propósito, el carácter, el deseo, los designios, y la Palabra de Dios, se cuenta como pecado ante Él, aunque lo que hagamos sea bueno.
Una de las cosas que debemos entender es que aún haciendo cosas buenas podemos quebrantar un principio de Santidad, porque no es lo bueno que tú haces, sino el por qué lo haces. Observa que Dios por una mentira preservó la vida de una mujer, a Rahab la ramera (Josué 6:17.23); y por otra parte, por la mentira le quitó la vida a dos personas: a Safira y Ananías. (Hechos 5:1.11). Dios en ambos casos no juzgó la mentira, sino el motivo que tuvieron para mentir.
Toma en cuenta que Rahab fue justificada por la fe que tuvo para mentir, no tomando Dios en cuenta la mentira que dijo, sino la fe y el motivo que tuvo para mentir, hasta el punto de que aparece entre la lista de los héroes de la fe (Hebreos 11:31, Santiago 2:25.26).
Como otro ejemplo, vemos que David no fue juzgado por Dios por haber tomado de los panes de la propiciación, que sólo le era permitido al sumo sacerdote, porque su motivo fue correcto. David no lo hizo como un acto de rebeldía, sino por la falta de provisión (1º Samuel 21:1.6). Éste es un acto relatado por Jesús en una reprensión que les hizo a los fariseos precisamente juzgando el motivo equivocado del corazón.
“Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?” . (Mateo 12:3.4)
“Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 26cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?”. (Marcos 2:25.26)
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