Mundo de mascaras
La sociedad es un carnaval de máscaras. Cada mañana, al levantarse, todos nos ponemos una máscara, eso es lo que mostramos al mundo mientras, por alguna razón, nuestro verdadero rostro permanece oculto.
Existen muchos tipos de máscaras, algunas ocultan grandes frustraciones y deseos, otras esconden temores y preocupaciones, muchas ocultan el dolor y sufrimiento. Así mismo, otras disfrazan pasiones prohibidas y censuradas por la sociedad. Finalmente existe la ya citada por algunos autores, mascara de la cordura, dejando detrás suyo un sin fin de trastornos psiquiátricos sin resolver. En otras palabras, diariamente desfilamos entre ellas macaras de la hipocresía, de la alegría, rectitud, valentía, serenidad, honestidad y de la bondad.
Estas mascaras dan la falsa sensación de seguridad y adaptación, creemos que usándolas nos protegemos a nosotros y a otros, pero esa no es la verdad. Es una máscara que pesa y no ofrece una solución, tarde o temprano se cae y puede llegar a romperse, trayendo consigo un sin fin de consecuencias.
Todo esto me hace preguntarme siempre: ¿Qué sería de nuestra sociedad, si no viviésemos en un carnaval de máscaras?