Nadie puede pararte - ¿Nadie?

¿Cuántas veces habrás oído decir esto? “¡Nadie puede pararte!”

Yo me lo he creído. Mucho. Muchas veces.

¿Y sabes qué? Es mentira. Cualquiera puede pararte si se lo propone.

¿Y sabes quién es el o la que más te puede parar? Exacto, ¡tú mismo!

Así que, por muy chulo que suene eso de que “a por ello, nadie podrá pararte”, no te lo creas tan a la ligera, no te ciegues y te creas que todo es posible sin más.

Ahora bien, si me conoces un poco sabes que no soy una persona a la que se le para fácilmente. Me gustan los retos, los proyectos complicados y las situaciones límite. Bueno, eso último no es que me guste, pero si la vida me pone en situaciones límite, no me suelo rendir sino luchar.

Estarás diciendo: ¿en qué quedamos, pueden o no pueden pararte?

Desde mi punto de vista, pero sobre todo según mi experiencia, me quedo con que los demás quizás podrán pararte; pero lo que es seguro es que si te descuidas un poco, tú mismo puedes llegar a ser tu peor enemigo.

No soy psicólogo, ni psiquiatra, ni coach entrenado para analizar y evaluar la mente humana y/o los comportamientos de uno, pero sí sé que depende únicamente de nosotros mismos el qué y cómo hacemos y reaccionamos según los momentos y situaciones en los que nos encontramos.

En vez de ser tu propio enemigo, empieza a ser tu mejor aliado, tu mejor amigo. Cree en tí mismo, trabaja en ti según lo que desees alcanzar. No permitas que los demás influyan en tus ideas, en tus sueños, en tus proyectos, y menos si ellos mismo no han hecho nada similar ni por asomo.

Porque esa es otra, parece que todo el mundo opina en la vida de uno cuando no tienen ni p**a idea de lo que es estar en tu pellejo. La gran mayoría de los que siempre opinan, les preguntes o no por esa opinión, suelen ser los que jamás se han visto en semejante situación y muchísimo menos tienen tu carácter ni tu visión de vida. Suelen hablar y opinar desde sus propias limitaciones y restricciones emocionales.

Por lo tanto: en vez de limitarte y frenarte tú mismo, procura aprender a gestionar tus emociones, a descubrir lo que quieres hacer en tu vida, o a no limitarte artificialmente por influencias externas que poco podrán aportarte. Y si necesitas opiniones, búscalas en quienes ya han pasado por lo mismo que tú, los que están arriba, los que han llegado a donde tú quieres llegar.

¿No conoces a nadie en tu círculo? Búscalo fuera. ¿Que los ves inalcanzables? Da igual, pregunta igualmente, a veces te puedes llevar una sorpresa. Las personas buenas, humildes, hechas a sí mismas, suelen compartir gustosamente su experiencia. Solo quien pregunta, puede obtener respuesta, sea la que sea.