Evaluar o Calificar, problemas de conceptos

in #evaluar8 years ago (edited)

El presente ensayo tiene como finalidad dar a conocer una postura hacia la evaluación formativa realizada por los maestros colombianos hoy en día, para ello se iniciará con algunos conceptos y aportes que serán de gran relevancia para entender el contexto actual sobre la evaluación realizada a los alumnos. De acuerdo a lo anterior, se dice que evaluar con intención formativa no es lo mismo que medir, examinar, calificar, aplicar test a un alumno, mucho menos corregirlo, como nos lo hace saber Alvarez, 2003, (pág. 13) cuando dice: “la simplificación ha llevado a reducir la evaluación al examen, confundiendo el instrumento (examen) con la actividad (apreciación según criterios según valor formativo) y con el fin de la evaluación.”; por el contrario aunque comparten un campo semántico, se diferencian en los recursos que utilizan y los fines a los que sirven, dado que estas son actividades que desempeñan un papel funcional e instrumental cuyo fin es el aprendizaje del alumno (Alvarez, 2001, pág. 12); esto último ya que el aprendizaje del alumno por medio de la evaluación se da a través de ella y de su propia corrección, se debe tener en cuenta la información dada por el maestro, que tiene como deber ser una persona siempre crítica y con argumentos, más nunca tratará de penalizar al alumno por sus errores (Alvarez, 2001, pág. 12), en cambio en el marco de la evaluación formativa, este error puede convertirse en un punto de partida para así poder iniciar la práctica de retroalimentación, realizando el ejercicio de la autoevaluación o de la coevaluación (Anijovich & Gonzales, 2011, pág. 135), cuyo propósito principal es buscar el mejoramiento en el aprendizaje del alumno.

Cuando se evalúa se debe pretender que el alumno profundice y analice la información que queremos compartir con él, que no solo se quede en la escucha sino que esta sirva para el desarrollo de habilidades superiores de comprensión, de análisis, de síntesis, de interferencia, de argumentación y de aplicación tanto en la vida escolar como en la cotidiana, pero es aquí donde los maestros colombianos han cambiado su concepción sobre la evaluación, ya que según (Alvarez, 2003, pág. 9) “las prácticas de evaluación están más al servicio de la exclusión que de la integración, más al servicio de la selección que de la formación, más al servicio de intereses que escapan al control de quienes hacen la educación día a día”, lo que nos lleva a concluir, que la evaluación se está llevando a cabo solo con el fin de obtener resultados (cuantitativos o cualitativos), sin atender la importancia de la educación, es por ello que se puede decir que no es por medio de la calificación que se hacen buenos alumnos, sino, por el contrario, asegurándose que ellos comprendan los contenidos importantes que constituyen la base de su aprendizaje e integran en su propio saber. En otras palabras, se pueden hacer buenos estudiantes en la medida que se garantice el aprendizaje y la evaluación (Alvarez, 2003, pág. 15).

Por otra parte, un maestro debe estar en la capacidad de diferenciar entre evaluar y calificar, puesto que estos son dos conceptos distintos que conllevan a establecer de forma acertada o errónea el aprendizaje de un alumno, en la primera queremos identificar el conocimiento adquirido, descubrir la forma de aprendizaje del alumno, fomentar su desarrollo intelectual, encontrar diferentes errores que sirvan de mejoramiento en el proceso, mediante diferentes herramientas de aprendizaje o instrumentos de evaluación durante un determinado tiempo; por el contrario la calificación tiene como objetivo representar el aprendizaje del alumno mediante una nota (valor numérico o letras del alfabeto), lo que conlleva a que no interese lo aprendido sino los resultados finales. Teniendo en cuenta lo anterior, en muchos casos los alumnos para obtener buenas notas, incurren en fraude en la evaluación (en diferentes instrumentos evaluativos) con tal de aprobar dicho contenido, ocasionando una falta tanto educativa como moral, que no tiene ningún fundamento en la evaluación formativa y no permite expresar los conocimientos adquiridos.

A modo de conclusión, la evaluación formativa tiene como fin esencial el aprendizaje de los alumnos, esto quiere decir que puede utilizar diferentes instrumentos de evaluación como: el examen, el cuaderno, los test, el portafolio, foros, mapas conceptuales, mentefactos entre otros; aunque tienen su respectiva calificación esta no supone nada más allá que una nota (si no se realiza el proceso de evaluación), dicha nota sirve para evidenciar algunos errores que presenten y a su vez ayuden al final para realizar un mejoramiento en la enseñanza del alumno, por medio de la evaluación o la coevaluación; para poder alcanzar este propósito, tanto el alumno como el maestro deben disponer de su tiempo y conocimiento para llegar al fin de la evaluación; como maestro se debe cambiar el pensamiento que se tiene sobre esta, y dejar de hacerla ver como un castigo al alumno, buscar la forma de motivarlos para que estos den todo de si y puedan aprender diferente información, sin buscar hacer fraude en distintos instrumentos evaluativos y siempre con el acompañamiento necesario de parte del maestro a la hora de cometer errores.

Referencias
Alvarez, J. (2001). Evaluar para conocer, examinar para excluir. Morata S. L.
Alvarez, J. (2003). La evaluacion educativa en una perspectiva critica: dilemas practicos. Revista Opciones Pedagogicas.
Anijovich, R., & Gonzales, C. (2011). EVALUAR PARA APRENDER conceptos e instrumentos. AIQUE Educación.