Como el Águila
Antonio Pernía (*)
Ha llegado el momento que rejuvenezcas, levantes tu mirada al cielo, expandas tus alas y dejes volar ese águila que habita en ti, pues ¿Sabias tu, que como hijos de Dios debemos tomar el ejemplo del águila? Como águilas, debemos vivir en las alturas, porque es allí donde debemos estar refugiados, junto con las promesas divinas que tiene Dios para nosotros, no permitiendo que la contaminación de este mundo desvíe nuestra visión.
El águila es símbolo de fuerza, poder y majestad. De esta manera debe ser la vida de un cristiano que adora al Señor. El águila pertenece a las alturas, y como águilas espirituales debemos construir nuestro nido en las alturas, porque al respecto la Santa Biblia dice: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:1-3).
El águila sabe cuando la tormenta se acerca, y se ubica en algún lugar de las alturas para esperar los vientos que se aproximan, abriendo sus alas para pasar por encima de la tormenta. Por ello, cuando sientas que la tormenta de la aflicción y preocupación se avecina, haz como el águila, vuela sobre la tormenta, fijando tu mirada sólo en Dios. Deja que el poder de Dios te lleve a las alturas para que te permita observar lo pequeña que es tu tormenta.
Esa tormenta puede traer enfermedad, tragedia, dolor entre otras cosas a nuestras vidas, pero hoy te digo que Dios te permite ir con el viento de la tormenta, para volar sobre ella. Recuerda que ni peste, ni tribulación, ni angustia, ni hambre, ni persecución, ni lo alto, ni lo bajo, ni lo profundo, ni las potestades, ni satanás nos puede separar del amor de Dios. Por eso en medio de las pruebas ora, intercede, habla con Dios de la manera más sencilla, para que de esta manera puedas traspasar tu tormenta victorioso. La Santa Biblia dice: " No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
El águila se ve en la obligación de pasar por una etapa muy dolorosa, de rejuvenecimiento, volando hasta lo alto de una montaña, y manteniéndose allí por espacio de seis meses, y parte de este proceso es arrancarse el pico, perder las escamas de sus ojos, y desprenderse de sus plumas y uñas.
Cuando nos desviamos de los caminos y propósitos del Señor, y ponemos nuestra mirada en las cosas que hace el hombre. El Señor nos dice que él es: “El que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila" (Salmo 103: 5)
Ve a la Palabra y aceite fresco será derramado sobre tu vida, y el Espíritu Santo hará su obra y serás rejuvenecido como águila y te remontaras en las alturas. Muchas veces a diferencia de las águilas tenemos que rejuvenecernos más de una vez, ya que pensamos que no podemos salir de la tormenta, pero cuando esto pase busca una intimidad con Dios y pídele que renueve tus fuerzas, que te rejuvenezca como las águilas, porque tu no quieres estar condenado a morir, tu quieres vivir para Él para adorarle y servirle por siempre.
En ocasiones nos sentimos golpeados, abatidos y cansados. Pero Dios te dice hoy que no te rindas, no te dejes morir, esto nos es para ti, las pruebas son la razón para aprender a vivir. Duele estar en el fuego, pero como metal valioso y limpio al final brillará. Muchos te juzgan porque no ven tus plumas, no entienden que tus alas volverán a salir, que es parte del proceso para volver a surgir.
Dios te ha dado alas fuertes para remontar tu fe, para volar sobre las tormentas que puedan venir a tu vida. Como águila, Dios te dio una gran vista, para que hoy puedas ver en medio de las pruebas. Él te ha sido siempre fiel, hoy tienes nuevas fuerzas para alzar tu vuelo, tan lejos, como el tamaño que abarca tu fe. En ti no hay límites para lo que puedas creer. Cree en la promesa de Dios y tus alas se abrirán hacia las alturas. (*) Lic. en Comunicación Socia/Obed del Señor