Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 3: Huyendo.

in #fotocuento6 years ago

Huyendo

La discusión con Helen, esta mañana, fue tan intensa, que me enfermó hasta el punto de vomitar sangre. Estaba tan enojada, que me dijo las cosas más inverosímiles que se le puede decir a otro ser humano. En ningún momento fui violento con ella, quizás, porque reconocía mi cuota de culpa. Después de 15 años de casado, la rutina, la desidia, el abandono emocional y los ojos puestos en la calle y no en el hogar, me hacían muy vulnerable y poco confiable.

Mi hijo Pablo, cuando me vio saliendo de la casa con una maleta vieja, me abrazó tan fuerte que me derritió en dudas. Bajo ningún concepto, le daría la espalda a mi “chamo” de tan solo 12 años, estábamos muy unidos, pero… ahora necesitaba tiempo. Necesitaba hacerme preguntas e inventar respuestas. Necesitaba corregir todos mis errores partiendo de la soledad.

Helen también me abrazó, se había acostumbrado tanto a gritarme, a echarme en cara todos mis defectos, que se había olvidado que yo era un ser humano independiente y emocional. Me rogó que no me fuera, que habláramos, que buscáramos un consejero matrimonial. Pero ya había tomado una decisión.

Yo, Rodrigo Valverde, por primera vez en mi “puta vida”, tenía la necesidad de huir de todo y de todos. Debía zafarme de las cadenas impuestas por mi madre, por mi esposa, por mis jefes, por la sociedad, por mis vecinos, por la patria, por las leyes… no sabía quién era.

… y me fui.

Llegué al medio de la nada, viajando en “auto-stop” en diferentes vehículos. Un camionero panzón me preguntó:

  • …señor, ¿hacia dónde se dirige?

  • Yo le contesté: -“Hacia donde no hayan vestigios de seres humanos.”

  • Entonces venga conmigo, voy a entregar una mercancía al fin del mundo. Ni el diablo va para allá.

Sin pensarlo, me subí a ese camión. Llegar a un sitio negado hasta por el mismísimo demonio, sería el paraíso.

Quedé sin aliento, estaba en el paraje más hermoso del mundo. La brisa gélida que partía mis huesos, afirmaba la presencia de Dios.

…me habló, supe que tenía que regresar al hogar y afrontar mi destino. Me visualicé en las lágrimas de mi hijo, reflejadas en ese pequeño lago mágico.

Regresé, el silencio de la belleza de ese paraje, sublimaba mi alma. Ahora puedo decir que soy un hombre mejor. Vi el rostro de Dios.

Rubén Darío Gil
@rubendariogil

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Qué buena historia @rubendariogil, has momentos en la vida, como un stop que debemos hacer, y huir donde nadie nos conozca. Yo también sé lo que eso significa. Un abrazo :D

Un abrazo, y siempre agradecido de apreciar mi forma de contar la vida.

Hermoso, a veces encontramos dentro de nosotros mismos esos parajes solitarios que nos mantienen junto a los nuestros, pese a todo.

... hay paisajes geográficos y sobretodo humanos, que nos cambian la vida y son secretos que nos acompañan en los silencios.

Excelente esta historia @rubendariogil

agradezco tu comentario!!!!!!