De primero un Gin Tonic

in #gintonic7 years ago

-¿Me pone un Gin Tonic? - Lo siento, hemos cerrado la cocina. Dentro de poco ésta podría ser una conversación recurrente en los bares de nuestra ciudad, al menos si el famosísimo cóctel sigue evolucionando como lo ha hecho en los últimos tiempos.

En serio, se nos ha ido de las manos. Está bien mejorar, innovar y evolucionar, pero como sigamos así habrá que cambiarle el nombre. Estamos llegando a un punto que empieza a rallar el absurdo. Si a un coche le pones alas y consigues que vuele, tal vez sea mejor, más rápido y más cómodo, pero dejará de ser un coche. Con este combinado está ocurriendo algo parecido, con tanta añadidura externa está derivando en una bebida alterada, tanto en su forma como en el fin de trago sencillo y digestivo que se le supone.

Cualquier parecido entre aquellos combinados que preparaba en los 80 el camarero del bar de la esquina y los que sirven hoy en los locales de moda es pura coincidencia.

Hace 20 años pedías un Gin Tonic y no había preguntas: Ginebra, tónica, dos hielos y limón. Hoy, pronunciar esas dos palabras es el inicio de una larga conversación entre camarero y cliente: ¿Qué Ginebra? ¿Qué tónica? ¿Copa de balón o vaso de boca ancha? Una vez alcanzado un acuerdo, el barman prepara el combinado como si estuviera pintando la Capilla Sixtina, con la máxima concentración, con cuidadísima liturgia.

Obviamente, el resultado es una presentación impecable y sorprendente: Elegante copa con hielos extra grandes coronados por una serie de aditivos que, en función del tipo de ginebra y tónica, puede incluir casi cualquier cosa: menta, fresa, tomillo, pepino, manzana, pomelo, kumquat, palos de canela …Con dos Gin Tonic, si juegas bien tus cartas, puede que hasta cenes.

Llegados a este extremo, creo que estamos a un paso de empezar a ver la involución de este cocktail. La fiebre por la sofisticación, la obsesión por la distinción a toda costa y el gusto por la evolución a cualquier precio nos han marcado el guión de un ejercicio de esnobismo que empieza a demandar un giro radical.

Ahora que hemos alcanzado la versión más barroca que podamos imaginar de esta inicialmente sencilla bebida, puede que empecemos a creer que ya no es tan cool y comencemos a retroceder sobre nuestros propios pasos.

Ésa es mi apuesta. Aquellos que marcaron la tendencia de convertir este trago en algo tan complejo , ahora nos guiarán hacia la vuelta a los orígenes. Apostarán por mantener la esencia del cóctel original con tal solo algún matiz que la enriquezca.

Cuando eso ocurra, pasaremos por una época de consumo de Gin Tonic de la forma más primitiva y sencilla, lo que llamaríamos el Gin Tonic de toda la vida, y posteriormente iremos radicalizando la apuesta hasta llegar al otro extremo de lo que es hoy, al minimalismo absoluto, a la esencia sin aditivo alguno.

Ni siquiera descartaría que nos “vendan” que el Gin Tonic se toma en vaso largo y sin hielo porque, puede parecer un disparate, pero si los gurús de las tendencias deciden que este trago se toma así, así lo tomaremos.

Por mi parte, tanto escribir me ha dado hambre, así que voy a preparme un Gin Tonic.

Salud…y buen provecho.

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Muy buen artículo, cuanta razón!!! :-)

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