¿Dónde buscar "la forma del agua" del cineasta Guillermo del Toro?
"La forma del agua", la reciente producción hollywoodense del cineasta mexicano Guillermo del Toro, recibió el León de Oro del Festival de Venecia 2017, el Globo de Oro 2018 por la mejor dirección y ha sido nominada para otros premios. Empero, el brillante cuadro ha sido ensombrecido por el alegato de plagio iniciado por Didier Konings, productor de "El espacio entre nosotros" del joven director neerlandés Marc Nollkaemper. Esta obra, presentada en el 2015, tiene muchos elementos estéticos y de contenido que parecen haber servido como referencia para el proyecto de del Toro [1]. El reconocido cineasta ha aclarado que en diciembre del 2011 leyó el libro “Trollhunters” de Daniel Kraus y poco después comenzó los trámites para la llevarlo a la pantalla grande como “La forma del agua” [2].
Buscando las fuentes de donde pudo brotar la inspiración a la que del Toro “intenta dar forma” debemos viajar a 1961. En ese año fue rodado en la URSS un filme que se convirtió en el favorito de generaciones de soviéticos, rusos y gente de otros países: "Ictiandro: el hombre anfibio”, como fue titulado en español [3]. Durante el primer año de exhibición este éxito tuvo más de 65 millones de espectadores. El guion es una adaptación de la novela fantástica “El hombre anfibio” publicada en 1927 por Alexánder Beliáyev. El proyecto fue propuesto por el director de documentales Vladímir Chebotárev y el director de cámara Eduard Rozovski en los años 50, pero tuvo que esperar una década para ser realizado debido al reto técnico que entonces representaban las escenas submarinas. Al equipo se unió el director Guenadi Kazanski quien contribuyó con su experiencia en cine narrativo. Las escenas marinas de “Ictiandro: el hombre anfibio” se rodaron en Crimea y las citadinas en Bakú, la capital de Azerbaiyán.
Las numerosas coincidencias entre “La forma del agua” y “Ictiandro: el hombre anfibio” comienzan desde que ambas historias se sitúan a principios de los años 60 e inician con “la caza” de un pez humanoide en América del Sur. La línea general de los libretos es el amor que, casi inconscientemente, surge entre una mujer y un ser con capacidades extraordinarias, quien conforme se desarrolla la historia desvela nobles cualidades humanas. Se trata como de dos cuentos de hadas en donde el monstruo-príncipe es objeto de manipulaciones científicas y persecución. Elisa, la heroína del filme de Hollywood establece con el extraño ser una conexión casi hipnótica, pues es muda. Gutierre, la bella protagonista del filme soviético es rescatada por Ictiandro cuando yacía inconsciente en el fondo del mar y queda con la sensación de haberlo conocido muy de cerca. El anfibio en la producción de del Toro es llamado simplemente “recurso” (the asset, en inglés), y tiene su azote, Richard Strickland, el jefe de seguridad del laboratorio del ejército de EE.UU. donde lo mantenían en cautiverio. Strickland y su equipo lo persiguen despiadadamente cuando escapa ayudado por Elisa, quien trabajaba como conserje en la instalación. A Ictiandro lo acosa Don Pedro y su hueste de pescadores y policías, al principio por temor, luego por ávaros fines comerciales y finalmente por impedirle ser amado por la mujer a la que él obliga ser su esposa. Así, la trama de ambas películas es una lucha entre el bien y el mal desatada entre los protagonistas con Srickland y Don Pedro representado las fuerza de “mal” en antítesis a la pureza de alma de los hombres pez, que no han sido manchados por la corrupción de la sociedad humana.
En las dos historias se introducen elementos políticos. El creador de Ictiandro, su padre genético, desea fundar una república oceánica justa e igualitaria. En “La forma del agua” está presente la persecución inevitable de las aventuras de Hollywood, en este caso, entre los agentes de EE.UU. e infiltrados de la Unión Soviética, quienes tratan de apoderarse del “recurso”. Guillermo del Toro, introduce un elemento que vió repetidamente en cómics y caricaturas de la época de la guerra fría como “Rocky and Bullwinkle and Friends” (“La ardilla voladora” en México), donde los malvados hablaban con acento ruso y eran agentes con nombres como Boris y Natasha [4]. En ambas películas el bien es ilustrado por el mutualismo y heroísmo de los marginados y desprotegidos en la sociedad. Eloísa es discapacitada y su mejores amigos son una mujer negra y un homosexual con trabajos humildes. En “Ictiandro” el padre de Gutierre es un hombre empobrecido y su mejor amigo, un periodista endeudado y amenazado por el poder local, pero son ellos quienes juegan un papel clave en el rescate y salvación del anfibio.
Entre las diferencias destaca que mientras Ictiandro era inicialmente considerado “el demonio del mar” por los pescadores, en la historia escrita por del Toro y Vanessa Taylor los aborígenes del Amazonas adoraban al pez humanoide como a un dios por sus poderes curativos extransensoriales. También el final es, aparentemente, muy distinto. Durante su encarcelamiento Ictiandro fue mantenido un tiempo muy prolongado dentro del agua, lo que arruinó sus pulmones y la posibilidad de que pueda sobrevivir en tierra. Y aunque Gutierre estaba determinada a abondonar a Don Pedro, su porvenir amoroso se ve frustrado porque ella no puede vivir en el mar con Ictiandro. Elisa siendo un bebé fue encontrada cerca de un río con unas cicatrices en el cuello. Cuando ella y su amado son perseguidos y alcanzados en un canal por el fuego de Strickland, el hombre pez sana sus propias heridas, mete al canal a Elisa, y convierte las cicatrices de su amada en branquias. Sin embargo, ambos filmes resaltan la conexión de la vida con el agua, que es su origen, y hacen un llamado implícito a ir a una sociedad en donde prevalezcan la libertad, solidaridad y el amor, de los que la maldad y las fuerzas destructivas de nuestra sociedad nos impiden participar.
Es destacable que en las dos producciones, para que el espectador perciba el especial mensaje, se usa una gama de colores vívidos y sombras profundas que no se corresponden fielmente con la realidad. Las dos cintas tienen un marcado contenido de moralidad o moral bioética, expresándolo en términos contemporáneos más precisos. En conclusión, es el lector quien puede justamente determinar qué tanto se parecen “Ictiandro: el hombre anfibio” y “La forma del agua”. !Que las disfruten!
1.-https://www.filmfestival.nl/publiek/films/the-space-between-us
2.-http://de10.com.mx/cultura-digital/2018/01/23/guillermo-del-toro-responde-shape-water-no-es-un-plagio
3.-{
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