Sorpresas en Hawaii
Hoy es uno de esos días en los que me siento demasiado afortunada y agradecida de la vida.
Actualmente vivo en una localidad en Hawaii llamada Volcano, en dónde la gente que no tiene auto tiene que viajar a través del transporte público, que consta de un par de buses al día con horarios súper irregulares.
Hoy decidimos hacer dedo para ir a uno de los pueblos más cercanos. Tuvimos suerte de ida, pero de vuelta fue mucho más que suerte.
Luego de sólo 10 minutos en la carretera, un amable profesor de filosofía de la Universidad de Hawaii, ofreció llevarnos hasta Volcano.
Ya éramos afortunadas al tener una súper interesante y agradable conversación sobre Hawaii, Chile, el turismo, la gente, la cultura hawaiana y otros temas y de pronto nos pregunta si ya habíamos ido al Parque Nacional de Volcanes de Hawaii 🌋 , y contestamos que no aún, desgraciadamente... y es ahí cuando pasó esa mágica cosa que pasa al viajar: la maravillosa espontaneidad.
INESPERADAMENTE llegamos al Parque y gracias a Tim, un profesor con pasión por el arte, vimos eso que muchos viajeros y turistas gastan cientos o más bien, miles de dólares para venir a ver.
Hoy debo decir que me siento feliz. Tuve un muy buen día, le dije a mis padres cuanto los quiero, visité un lugar nuevo, conocí a dos hombres locales muy amables y la vida no para de premiarme con sorpresas que sólo me hacen pensar cuánto vale la pena (el dicho debería decir "la alegría") todo esto, y me hacen creer aún más en el significado que para mi tiene el viajar y que me hace sentir viva al maravillarme por las cosas más simples y poder tener esa fortuna de transformar lo común y corriente en extraordinario. 🙌🏻