Actualmente estoy trabajando de la mano con @abrahan.david en lo que me apasiona, desarrollando una obra civil dentro del Parque Nacional Morrocoy ubicado en el Estado Falcón de nuestra querida Venezuela. El día de ayer fue un día muy ajetreado, tuvimos muchos contratiempos y en medio de una reunión con personal del Parque, uno de los trabajadores, el Ing. José Elías se excusó para retirarse para hablar con un señor que se veía a lo lejos. Al regresar José Elías nos comenta que aquel señor estaba muy mal, que tenía una diarrea desde hace algún tiempo y que estaba comiendo muy poco, que vivía de las sobras que le daban, además afirmó que iba a gestionar para que lo trasladaran al ambulatorio de la zona en la ambulancia del Parque. Con aquellas palabras de José la mayoría se quedó tranquilo, ya que se le brindaría ayuda al "Indigente".

Debo confesarles que por lo estresada que estaba debido a lo ajetreado del día no me había fijado que estaba aquel señor en las afueras de unos baños públicos, era un indigente más que deambulaba dentro de las instalaciones del parque, hay que aclarar que la comunidad cercana al parque es una comunidad donde se ve mucha necesidad.

Llegó la hora del almuerzo y al ver la abundancia que teníamos en nuestra mesa, decidí apartar en un plato un poco de comida para aquel señor que estaba tan necesitado, cuando estaba empezando a comer llegó la ambulancia, por lo que me afané y le pedí el favor a mi colega @abrahan.david que le llevara la comida que había apartado, ya que él estaba por terminar de comer, a lo que él respondió un poco mal encarado “Estoy terminando de comer, además ya se lo van a llevar en la ambulancia, ¡Come tranquila!”.

Me sentí mal por ver lo indolente que a veces podemos ser ante el sufrimiento de otros, sin embargo, decidí esperar a ver si lo trasladaban. Para la sorpresa de todos, los paramédicos no se llevaron al señor, por lo que alegremente le lleve la comida que le había apartado con tanto gusto. No me detuve a hablar con él, solo le acerque la comida y le dije que aprovechara de comer, que la comida estaba recién hecha, que disculpara lo poco y que no eran sobras. El señor enseguida se emocionó y me dijo que no me preocupara que él agradecía el gesto no la cantidad y que él vivía de las sobras. Además, le pedí que no fuera a dejar la basura regada, debido a que como estábamos dentro de un refugio natural nos podíamos meter en problemas si veían basura regada. El señor enseguida me respondió de forma muy amable, que no me preocupara que por eso él vivía en las cercanías del baño, para poder asearse y botar los desperdicios que el generaba. Su respuesta calmó mi preocupación, y al sentir que ya lo había ayudado, me retiré y volví a las actividades del trabajo, se pasó el día entre reuniones y toma de decisiones, dejando de lado la situación de aquel noble señor.

Ya por la tarde, estábamos reunidos, exponiendo las posibles soluciones al conflicto que teníamos, pero no llegábamos a un consenso, en medio de aquella situación, noté que el señor nos estaba haciendo señas y mi compañero @abrahan.david se había acercado y estaba sosteniendo una conversación con él. En ese momento pensé que mi buen gesto lo había sensibilizado un poco y me sentí muy bien. Decidí unirme a aquella conversación que se veía muy amena y alejarme del problema que teníamos en la obra.

Al unirme a la conversación @abrahan.david le estaba preguntando al señor porque decidió vivir dentro del parque, él le respondió que afuera lo vivían corriendo de un lado a otro, pero que dentro de las instalaciones del parque no lo podía sacar al menos que el quisiera y que allí de vez en cuando una alma caritativa le regalaba un poco de comida. En seguida aprovecho la oportunidad para volver a agradecerme por la comida que le había dado, que, aunque el pescado y los tostones estaban muy rico lo que más disfruto fue el arroz, ya que tenía mucho tiempo sin comer arroz, no afirmó que no teníamos que preocuparnos por darle comida el día siguiente que él había guardado un poquito de arroz.

Decidí preguntarle su nombre, para no seguirlo llamando "Señor". El respondió un con una sonrisa en el rostro Soy Hiram Morales para servirle. Le preguntamos si tenía familiares que pudieran ayudarlo, él nos dijo que era oriundo de Caracas y que hace mucho tiempo se había venido a estas tierras y que si tenía familia él no sabía dónde estaban. Le pregunte que si recordaba desde cuando estaba enfermo, él nos dijo con mucha propiedad que desde el 20 de noviembre del 2017 él estaba sufriendo de una diarrea crónica y que algunos guardaparques a veces le conseguían “LOPERAN” y que aquel medicamento lo aliviaba de momento. En seguida vino a mi mente la siguiente interrogante ¿Por qué no había aceptado que los paramédicos lo trasladaran al ambulatorio? Él nos dijo que no era la primera vez que lo llevaban allá y que en el ambulatorio no contaban ni con suero y que, al no tener los recursos para comprarlo, ni contar con un familiar que se haga cargo, lo sacan a la calle y luego se le hace muy difícil regresar al parque, que es lo que él siente como hogar.

Decidí preguntarle que ayuda le gustaría recibir, le dije que quería conseguirle ayuda médica, que se dejara internar en el ambulatorio y que yo le conseguía el suero. Me dijo que agradecía el gesto pero que él prefería que le comprara un pasaje para la ciudad de Coro, que allá se internaba en el hospital y que así no nos generaba tanto gasto. Debo decirle que esto me arrugó el corazón. En seguida pensé en las maravillas que se pueden alcanzar en esta comunidad, y le pregunté que si nos permitía tomarle una foto para conseguirle ayuda y el gustosamente acepto.