UN AÑO DECISIVO.[Julio A. García Oliveras: Combatiente revolucionario]
Fuente
Julio A. García Oliveras: Combatiente revolucionario. Comandante 1959. Jefe de la misión Militar de Cuba en Vietnam, Combodia y Laos 1966 – 1969.
Como resultado del fracaso de la estrategia imperialista yanqui de la “guerra especial”, en 1965 se iniciaría la gran escalada de la agresión contra Vietnam. Si a principios de ese año estaban presentes en Vietnam un aproximado de 23000 militares norteamericanos en el sur, solo doce meses después, el total había ascendido a 180000. Y para finales de 1966 alcanzarían la suma de 280000 soldados. A estos había que sumar los 265000 del régimen títere a fines de 1964, que ascendieron a 750000 en 1966. Para esta última fecha, además, se habrían sumados 46000 soldados sur coreanos y otros contingentes menores de australianos y neozelandés. El rápido aumento de las tropas norteamericanas, integradas en las grandes unidades, divisiones y brigadas del ejército y la infantería de marina, iba a representar una prueba decisiva para los combatientes vietnamitas. El elevado número de unidades adversarias y su poderoso equipamiento pretendían poner en tensión a las fuerzas patrióticas. Paralelamente, a principio de 1975 se inició el programa regular de ataques aéreos contra el norte de Vietnam, bajo el título de ROLLING THUNDER, el cual significaba también un cambio violento en relación con los años anteriores.
En Medio de esa escalada llegué a Hanói el lunes 26 de septiembre de 1966, aproximadamente a las 10 de la noche, después de una breve preparación en Cuba y con escala en Moscú, nueva Delhi, Bombay y Tnom Tenh. El tramo final desde Nanning, en la frontera China, había que realizarlo de noche debido a la presencia de los aviones yanquis y era una jornada con no pocas emociones, por aquellas razón, en algunos tramos del vuelo el avión Chino que nos trasladaba apagó las luces y descendió a un vuelo rasante. Al acercarnos al aeropuerto descubrí las luces de la capital, lo cual me sorprendió pues esperaba que estuviera sometida a un apagón por causa de la guerra.
En el aeropuerto Degia Lal me esperaban algunos compañeros cubanos y los representantes del ministerio exteriores que me acompañarían a la embajada.
Unos pocos días después, el sábado 01 ro. de octubre a las 10 am fui recibiendo por primera vez por el presidente Ho Chi Minh en el palacio presidencial. Junto a él se encontraba el primer ministro Tham Van Dong. La acogida fue muy fraternal y calurosa. Después de los saludos, la conversación la inició el primer ministro interesándose por las experiencias del viaje. Le di particular importancia a la estancia que había tenido en Moscú y a las reuniones que había sostenido allí, en particular la realizada con el camarada M. Kapicsa, en aquellos momentos especialista principal soviético sobre los asuntos de Vietnam y Asia.
Éste me había presentado una visión muy pesimista sobre la situación de Vietnam subrayando que era preciso realizar negociaciones de paz con urgencia. Al referirlo al primer ministro se sonrió, pues esta era la posición que en aquellos momentos mantenían los países socialistas europeos.
Ho Chi Minh se había mantenido escuchando mis palabras.
Yo estaba sumamente impresionado ante aquella figura histórica del Movimiento revolucionario Mundial y gran Dirigente del Pueblo Vietnamita en su lucha en contra de la agresión yanqui y en la primera oportunidad aproveché para presentarle los saludos correspondientes a nombre de nuestro partido y del Comandante en Jefe Fidel Castro, y expresarle nuestra solidaridad combativa con la heroica lucha que libraba el Pueblo vietnamita contra la bárbara agresión del imperialismo norteamericano. Siempre que recuerdo esto pienso que quizás me excedí en las normas protocolares y mi sentimiento de admiración y quiero que me extendiera demasiado hasta reiterar la consigna proclamada por Fidel que por Vietnam estábamos dispuestos a dar hasta nuestra sangre.
El ya anciano presidente –había cumplido 72 años –escuchó y ensartado discurso con toda calma y simpatía. Cuando por fin terminé tomó la palabra para decir algo que siempre recordaré con asombro:
Nosotros sabemos que Cuba es un Pueblo Revolucionario, estamos seguros de su solidaridad y espíritu internacionalista, como lo ha proclamado el compañero Fidel. Es verdad que nuestro pueblo de Vietnam del Sur y del Norte está librando una lucha muy heroica por la independencia y la libertad. Estamos seguros que derrotaremos a los agresores como una vez lo hicimos con la ocupación japonesa y el colonialismo francés.
A continuación agregó algo verdaderamente sorprendente para mí: “Pero yo siempre le digo a los compañeros de nuestro partido que lo verdaderamente heroico es el ejemplo del pueblo cubano, que dirigido por Fidel está construyendo el Socialismo a solo 90 millas de la potencia imperialista más poderosa del mundo”.
Esta declaración de un dirigente revolucionario tan experimentado como el presidente vietnamita –y que pude volver a escuchar en sucesivas entrevistas con otros dirigentes de ese pueblo hermano –constituyó uno de los recuerdos imborrables de aquella extraordinaria misión que tuve la suerte de cumplir a nombre de nuestro partido y nuestra Revolución.
Octubre, mi primer mes en Hanoi, sería un periodo de intensa actividad. Después de la reunión con el presidente, el día 4 se efectuó la presentación de credenciales ante el compañero Ton Duc Thanig, el anciano combatiente revolucionario que ocupaba entonces la vicepresidencia, con toda la formalidad requerida por el protocolo en el palacio presidencial, pero en el mismo ambiente fraternal. A esto les siguieron las actividades normales de visitas de cortesía a los principales dirigentes. El día 10 me reuní con Truont Chinh, miembro del buró político y presidente de loa asamblea nacional y el 19 con Le Duc Co, también del buró político y a cargo de la organización del partido. Ambos dirigentes se refirieron a lo expresado por Ho Chi Minh en relación con el heroísmo de Cuba llevando a cabo una Revolución Socialista frente a los estados unidos.
El día 25 de octubre fui sorprendido por una notificación de que al próximo día a las 6:45 am me recibiría el presidente en palacio. No tenía ninguna idea sobre el asunto que motivaba esta reunión y mi poca experiencia en estas funciones me llenó de preocupación. Al día siguiente, a la hora señalada me dirigí a la sede presidencial donde al pie de la escalinata de entrada, esperaba el presidente Ho Chi Minh con una pequeña libreta y un lápiz en las manos. Después de los saludos de rigor me condujo a uno de los salones interiores donde tomamos asiento alrededor de una mesa. El presidente comenzó hablar refiriéndose a una delegación, de la que se infería que llegaría en los días inmediatos a Hanoi. No me daba más datos y yo no tenía ninguna información sobre una posible delegación de Cuba.
Por lo tanto me limité a escuchar.
Ho Chi Minh se refería a las condiciones de guerra y a la amenaza de posibles bombardeos yanquis, de ahí que no se les podría organizar un recibimiento público a la delegación. No cabía duda ya que se trataba de una delegación cubana, por lo que me atreví a asegurar de que no existiría ningún problema formar y de protocolo por los compañeros que llegaban. De la misma forma respondí a las preguntas sobre el alojamiento y las atenciones durante la estancia. Afortunadamente la reunión no fue larga y le presidente no me hizo ninguna pregunta relativa a la delegación. Yo no tenía la menor idea de quienes serían sus integrantes, pero no podía evitar pensar en la posibilidad de que se trataba de Fidel.
La única pista que surgió durante la conversación fue que la delegación vendría en un avión soviético. Aunque todavía era temprano en la mañana, tan pronto terminó el encuentro me dirigí a la embajada soviética y pedí entrevistarme urgentemente con el embajador Tcherbakov. La en la reunión quedaría aclarado que la delegación estaba compuesta por el presidente Oswaldo Dorticós y el entonces comandante Raúl Castro, ministro FAR, así como otros compañeros. Por lo tanto era una delegación cubana del más alto nivel que en aquellas circunstancias visitarían Vietnam.
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