La esencia de la bondad / Existe más alegría cuando das que cuando recibes

¿Cómo incorporas la bondad en tu vida?

La bondad no necesariamente es un asunto de que me voy a la calle con un fajo de billetes en el bolsillo y comienzo a repartirlos entre todos aquellos que vea con cara de hambre, ya sea indigentes, discapacitados o limosneros, y menos todavía en Venezuela donde se vive a duras penas. La bondad es un tipo de fuerza que nos empuja a realizar toda una serie de cosas en el día a día. El puro hecho de dar los “buenos días” a tus familiares, vecinos y demás personas es un pequeño acto de bondad.

Eres bondadoso cuando le brindas una bebida, una comida, una golosina a los demás o cuando, sencillamente, le pasas la mano por encima a tus mascotas por el simple hecho de que se sienten felices. Y de eso se trata: dar y dar, aunque sea de a poco, hasta que los días de tu existencia se te agoten.

¿Crees que es importante la bondad en la vida de cualquier ser humano?

Claro que sí. Nos necesitamos los unos a los otros. Mientras somos niños nos dedicamos a recibir. Nos dieron afecto, comida, vestido, nos apoyaron en miles de cosas. Luego crecimos y nos toca devolver todo lo bueno que nos dieron. No solo dar a nuestros parientes como pagando una deuda, también ayudando, aunque con lo que se pueda, a todo aquel extraño que toque en nuestras puertas. Ese es el deber ser.

¿Tienes la capacidad de ser bondadoso?

Naturalmente, sí. Siempre y cuando las circunstancias lo permitan. Acotando que la bondad no necesariamente se refiere a dar dinero, porque la bondad va mucho más allá de eso. Dicen que el que más da es el que menos tiene, porque el que más da consagra su corazón a todos aquellos que le piden.

¿Hay algún acto de bondad que recuerdes, ya sea que lo llevaste a cabo tú o si alguien lo fue contigo?

Todos los seres humanos somos productos de infinitos actos de bondad, porque ¿acaso será un acto de caridad que una madre abandone a su hijo?

Pero sí. He sido objeto de millares de favores y recuerdo uno en especial: Me iban a operar y había una escasez terrible de suero. Pero, como por arte de magia, apareció una persona desconocida y me donó las decenas de litros de solución que los cirujanos me estaban pidiendo.

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