Toda la comunidad Israelita salió de Elim y llegaron al desierto de Sin, después de su salida de Egipto, allí en el desierto, todos ellos comenzaron a murmurar contra Moisés y Aarón y le decían, ojala el señor nos hubiera hecho morir en Egipto, allá nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos hasta llenarnos, pero ustedes nos han traído al desierto para matarnos de hambre.

Entonces el señor le dijo a Moisés, voy a hacer que les llueva comida del cielo, la gente deberá salir cada día y recoger sólo lo necesario para ese día, quiero ver quién obedece mis instrucciones y quien no, esta comida recibe el nombre de maná , el sexto día cuando preparen lo que van a llevar a casa deberán recoger el doble de lo que recogen cada día.

Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha quedó sobre la superficie del desierto, como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros ¿y esto que es?.

Moisés les dijo: Este es el pan que el señor les da como alimento y esta es la orden que ha dado el señor, recojan cada uno de ustedes lo que necesitan para comer y según el número de personas que hayan en su casa.

El maná era parecido a la semilla de cilantro, tenía un color amarillento, como el de la resina y sabía a tortas de harina con aceite, la gente salía a recogerla, la molían o machacaban y la cocinaban o preparaban en forma de panes, por las noches cuando caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.

Luego Moisés les dijo: Nadie debe dejar nada para el día siguiente, sin embargo, algunos de ellos no hicieron caso a Moisés y dejaron algo para el otro día, pero lo que guardaron se lleno de gusanos y apestaba, entonces Moisés se enojó con ellos, cada uno recogía por las mañanas lo que necesitaba para comer, pues el calor del sol lo derretía.

Moisés les dijo: eso es lo que el señor ha ordenado, mañana es sábado, un reposo consagrado al señor, cocinen hoy lo que tengan que cocinar y hiervan lo que tengan que hervir y guarden para mañana todo lo que les sobre.

La marcha de los Israelitas por el desierto, a causas de sus continuas murmuraciones y rebeldías fue mas larga, Dios hizo que permanecieran allí durante cuarenta años, en lugar de introducirlos de inmediato en la tierra prometida.

Los Israelitas acamparon en Guilgal y el día catorce del mes, por la tarde, celebraron la pascua en los llanos de Jericó, ese mismo día comieron panes sin levadura y trigo tostado. Aquí termina un período y empieza otro en la historia de Israel, al cruzar el Jordán, el pueblo había entrado en una tierra fértil y ya no necesitaba ser alimentado por Dios de manera especial, como lo necesitaron durante su marcha por el desierto, No volvió a haber maná.