He who expects everything in God, opens his arms to happiness

in HeartChurch3 years ago (edited)

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Why art thou cast down, O my soul?
And why art thou disquieted within me?
Hope thou in God; for I shall yet praise him,
Who is the help of my countenance, and my God. (Psalm 42, 11)

  Depression is a companion to the hopeless and disappointed, although no one is exempt from suffering from it, who has faith, hope and love, with certainty, will avoid this evil. He who expects nothing from life will easily become depressed; He who hopes for everything in God will always be able to renew his strength and fill his soul with joy and peace.

  The psychologist Sonja Lyubomirsky, in her contributions to the field of positive psychology (the science of well-being) proposes the "happiness formula" or in other words, the factors (determinants) that influence our levels of well-being; genetics (50%), circumstances (10%) and will (40%). Although the genetic load and the historical circumstances marked by what we have to live (family situation, political situation, etc ...) can be of great weight, but the key to tip the balance always in favor of well-being, lies in the will, that is to say, in doing, in thinking, in acting and in feeling. How we interpret and live the life that we have had to live will depend on this (circumstances), and in the same way it will be through the will (make-think-act-feel) that we can modify those inherited personality traits (genetics) that do not contribute to our own well-being and that of our environment.

  The Christian and all those who want to embrace the cause, the faith, the hope and the love that come from Christ, will always have the necessary fuel to ignite and move the will towards happiness and holiness. When our soul feels downcast and troubled, let us remind it of God's hope and His promises, let us remind it that by putting our doing, our thinking, our actions and our feelings at the service of God, there will be no reason to be depressed or hopeless, on the contrary , there will always be reasons to be happy and joyful in the Lord, hopeful and full of energy to overcome trials and carry out successfully the great journey of life.

    May the Holy Spirit inspire in us all the good that comes from Him. Amen.



SPANISH VERSION

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío. (Salmo 42, 11)

  La depresión es compañera del desesperanzado y del decepcionado, aunque nadie está exento de padecerla, quien cuenta con la fe, la esperanza y el amor, con certeza, evitará este mal. El que nada espera de la vida con facilidad llegará a deprimirse; El que lo espera todo en Dios, siempre será capaz de renovar sus fuerzas y de colmar su alma de gozo y de paz.

  La psicóloga Sonja Lyubomirsky, en sus aportes al campo de la psicología positiva (la ciencia del bienestar) propone la "fórmula de la felicidad" o dicho de otra manera, los factores (determinantes) que influyen en nuestros niveles de bienestar; genética (50%), circunstancias (10%) y voluntad (40%). Aunque la carga genética y las circunstancias históricas signadas por aquello que nos toca vivir (situación familiar, situación política, etc...) pueden ser de gran peso, pero la clave para inclinar la balanza siempre a favor del bienestar, yace en la voluntad, es decir, en el hacer, en el pensar, en el actuar y en el sentir. De esto dependerá el cómo interpretaremos y viviremos la vida que nos ha tocado vivir (circunstancias), y de igual forma será a través de la voluntad (hacer-pensar-actuar-sentir) que podamos modificar aquellos rasgos heredados de la personalidad (genética) que no contribuyan a nuestro propio bienestar y al de nuestro entorno.

  El cristiano y todo aquél que quiera abrazar la causa, la fe, la esperanza y el amor que viene de Cristo, contará siempre con el combustible necesario para encender y mover la voluntad hacia la felicidad y la santidad. Cuando nuestra alma se sienta abatida y turbada, recordémosle la esperanza de Dios y Sus promesas, recordémosle que al poner al servicio de Dios nuestro hacer, nuestro pensar, nuestro actuar y nuestro sentir, no habrá razón para estar deprimido ni desesperanzado, todo lo contrario, siempre habrá razones para estar felices y gozosos en el Señor, esperanzados y llenos de energía para superar las pruebas y llevar a cabo y con éxito, el gran viaje de la vida.

    Que el Espíritu Santo inspire en nosotros todo lo bueno que de Él procede. Amén.

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Peace and Grace!

¡Paz y Gracia!