Siguiendo con el juego del diario en #VenezolanosSteem quiero compartir un día lluvioso que nos acompañó en un paseo por Barcelona.
La idea era enseñarle a mi sobrino que vino de visita algunos lugares de la ciudad.

Los planes no se pudieron llevar a cabo como habíamos planificado por la fuerte lluvia que no cesó en todo el día. De igual forma hicimos lo que pudimos.

Mientras caminamos por las calles vamos observando la arquitectura. Da la impresión de vivir en otra época. Es hermoso y me gusta imaginar como era la vida en ese tiempo.

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Los detalles de los balcones, las rejas hermosamente ornamentadas y lo bien cuidados que están los edificios nos permite darnos cuenta del mantenimiento constante que hay en la ciudad.

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Pasamos por un lugar que llamó mi atención.
El restaurante El Nacional se encuentra en el Paseo de Gracia. Es un espacio enorme de 2.600m² con capacidad para más de 700 personas.

El lugar está lleno de historia, ya que se construyó en 1889. Al principio funcionó como un teatro, luego fue una fábrica de tintes, más tarde se convirtió un concesionario de vehículos antes de la Guerra Civil y un garaje. Finalmente, en este espacio gastronómico tan especial.

Solo entramos para verlo y hacer algunas fotografías. Todavía era temprano y no había llegado la gente que suele ir a comer. Dentro del “El Nacional” funcionan cuatro restaurantes y cuatro barras de bebidas, todas con sus distintas especialidades.

Lo moderno del lugar contrasta con el resto de edificaciones del exterior, pero también allí hay un detalle a tomar en cuenta y son los baños. Quisieron mantener cierta originalidad conservando piezas de la época.

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Seguimos caminando, estaba muy nublado y se acercaba una tormenta. Decidimos acelerar el paso para llegar a la rambla que siempre me sorprende con sus edificios, la gente que transita y los detalles que descubro.

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Este edificio se llama Casa Bruno Cuadros, fue una tienda de paraguas en Barcelona.
Investigué un poco y supe que la reformaron en 1883.
Este edificio mezcla detalles modernistas y de diferentes culturas (japonesas, chinas y egipcias) destacando su dragón chino de hierro forjado. Hoy en día solo conserva su fachada. No sé qué funciona adentro, pero sí, que todo el mundo se detiene a admirarla.

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Ya faltaba poco para llegar a mi lugar favorito. Es un restaurante de comida casera que funciona en una calle muy estrecha cerca de la rambla.

Se llama Can Culleretes (La casa de las cucharitas) y no me lo van a creer, pero está funcionando desde 1786

Hay pinturas en las paredes que muestran como vestía la gente, y como llegaban en carruajes de caballos en aquellos tiempos. Hoy en día solo se puede llegar caminando, ya que son callejones muy angostos donde no pueden transitar los vehículos.

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Cuando salimos de allí ya había comenzado la tormenta. No pude hacer más fotografías y solo intentamos llegar al tren mojándonos lo menos posible para regresar a Sitges.

Esta experiencia de vivir y contemplar lo antiguo y lo moderno es única.
Barcelona ofrece un viaje visual a través del tiempo, donde lo tradicional y lo contemporáneo se encuentran y conviven en armonía.

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Espero que este paseo haya sido de su agrado

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La imagen de presentación del concurso y el banner y los separadores fueron creados con Canva.

Todas las fotografías son de mi propiedad y fueron hechas con un iPhone12