A veces el peor castigo que uno puede tener es el de la propia mente, de la cual nunca podremos separarnos, y que siempre estará allí para atormentarnos si no sanamos las heridas. Me gustó mucho tu relato. Saludos
A veces el peor castigo que uno puede tener es el de la propia mente, de la cual nunca podremos separarnos, y que siempre estará allí para atormentarnos si no sanamos las heridas. Me gustó mucho tu relato. Saludos