Los niños corrían cuando salían de la escuela para ver quién llegaba primero a la casa. En el camino se encontraban con la casa de Aura, la anciana que encantaba niños:

_El que se quede de último, será devorado por Aura -decía Pedrito, quien era uno de los más grandes del grupo. Entonces todos los niños corrían despavoridos, intentando no quedarse atrás y ser la presa de aquella mujer que tenía fama de comer niños.

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En casa y en la escuela, los padres y los maestros prevenían a los niños: "No pueden quedarse en el camino hablando con extraños". Los niños sabían que debían salir e ir directo a casa porque podían encontrar personas que podían hacerles daño. Entonces, por casualidad, una vez una madre, para meter miedo, señaló la casa de la anciana que jamás salía:

_Allí vive Aura y es una bruja que come niños.

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Pero una vez, después de salir, los niños comenzaron a correr como si fuera una competencia, pero Vicente, el más pequeño, se quedó atrás y vio cómo la puerta de la casa de Aura se abría. No tuvo tiempo de correr y se quedó paralizado sin saber qué hacer. De repente, una anciana tan pequeñita como él salió al jardín a regar las matas. Aura, tan pendiente de su árboles, ignoró al niño por completo y luego de hacer su tarea, volvió a su casa. Después de eso Vicente no solo fue el más valiente del grupo de niños, también demostró que Aura era una anciana indefensa que solo estaba pendiente de su jardín.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS