# 3er. Concurso Literario Foto-Relato / Vacaciones en la casa de los abuelos.
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Espero les guste este cuento, que voy a relatar, fue inspirado en la vida de mi esposo.
Les voy a contar porque fueron las mejores vacaciones.
Desde hace algún tiempo mi padre me contaba lo lindo que era vivir en la casa vieja de mis abuelos.
Aún a mí me evocan recuerdos cuando era pequeño cuando correteaba con mis hermanos.
Solo que la vida dio un giro y ahora soy un ciudadano citadino, tengo esposa y dos hijos.
A mi esposa y a mis hijos les prometí que pronto visitaríamos la casa vieja de los abuelos.
Por fin se asomaron las vacaciones tan esperadas, los muchachos emocionados prepararon todo para emprender el anhelado y largo viaje.
En la carretera la emoción los consumía y preguntaban con insistencia.
"Cuanto falta, cuanto falta, cuando vamos a llegar"
Al fin nuestro largo viaje culminó y llegamos nuestro destino. "la casa de los abuelos" al bajar del vehículo para su sorpresa, la casa vieja, como salida de un cuento: una casa grande, de gran altura, viejos y rústicos ladrillos, y grandes ventanales.
Su cocina, donde aún en el viejo fogón cuelan el café, su aroma impregna la casa, la sala, las habitaciones y bajo la lumbre tenemos nuestras largas y tendidas conversaciones, sobre las vivencias de los abuelos en su juventud.
A la mañana siguiente, despertamos con las algarabías de las guacharacas (Un ave de las familias de las gallináceas) trasteando de un árbol al otro frutas que comer, como el meréis, el ponsigue el mango y tantas otras frutas de este terreno inmenso donde descansa la casa vieja de los abuelos.
Disfrutamos también del trino del azulejo, el arrendajo, el turpial y el Carpintero con su martilleo mañanero y muchas otras aves que inspiran la paz y tranquilidad que la ciudad nos roba con su bullicio y el corre corre del vivir diario.
Mi tatara-abuelo, el viejo Don Thomas, reunidos con sus nietos le relata como él y sus padres preparaban el conuco donde recogían el maíz para pilarlo en el viejo pilón.
Mis hijos con insistencia le pedían al abuelo Thomas que le mostrara donde estaba el pilón, el abuelo, ya gastado por los año, coge su bastón y emprende el camino a ver el viejo pilón.
Fui con la abuela, mis tías y mi esposa al barranco porque allí cerca de la vieja casa, está el río donde todavía en la mata de guama cuelga la cuerda de donde solíamos lanzarnos.
Ya después de haber disfrutado del paseo regresamos a la casa, y para nuestra sorpresa el abuelo le enseñaba a los niños a ordeñar a las cabras para luego preparar el rico queso de leche de cabra.
Aunque con algunos cambios pocos relevantes lo que incluye la escalera lateral, en la parte trasera que comunica con el depósito de recuerdos y viejos trastes. La casa vieja todavía sigue en pie para las nuevas generaciones de mis amados abuelos.
Los árboles laterales todavía ofrecen abundante sombra y refrescan el ambiente, acompañado de su espeso césped cual alfombra invita al descanso.
Llegó el día de nuestra partida, despedidas tristes, pero llenas de gratos recuerdos, anhelantes de regresar más pronto que tarde para disfrutar de nuevas vivencias con los abuelos en su casa original. Deseamos disfrutar nuestras próximas vacaciones en la vieja casa de los abuelos.