La escritura creativa es un arte que nos permite conectar con un mundo de ingenio e inspiración mágico. Por ello, es gratificante unirme a esta dinámica que promueve nuestra amiga @solperez . Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Desde hace tres años, la fuente del pueblo Siena es el lugar favorito de Jacinto. Un niño muy risueño que ha crecido con la ilusión de conocer a su papá; quien se fue del poblado en busca de un mejor trabajo y futuras oportunidades para su hijo, que en ese entonces solo tenía cinco meses de nacido.

  Todas las tardes, Jacinto le pide permiso a su mamá para ir a la fuente. Un día, una tierna anciana se acerca a él y le pregunta por qué visita tanto ese lugar en vez de ir al parque a jugar con los otros niños. El pequeño aclara su inocente voz y le responde:

¡Estoy esperando a mi papá!

  Ante aquella dulce e inocente respuesta, la anciana no dudó en acercarse al pequeño, le entregó una moneda asegurándole que es mágica y podía usarla para pedir un deseo inspirado en un acto de amor, ya que cuando una petición tiene este ingrediente, el anhelo se hace realidad.

  Emocionado, Jacinto expresa su agradecimiento por el gesto que tuvo la anciana; sin pensarlo, toma la moneda. Respira profundo, cierra sus ojos y pide que su papá regrese para el día de Acción de Gracias e inmediatamente lanza la moneda en la fuente. Al abrir los ojos, la señora no estaba a su lado y, aunque esto lo sorprendió, rápidamente se fue a casa para contarle lo ocurrido a sus abuelos y, a la mamá.

  Después de ese día, las visitas de Jacinto comenzaron a tener dos misiones: la primera era ver a su papá y, la segunda, fue asegurarse que la moneda seguía ahí porque para él, si se perdía, su deseo no se cumpliría. Transcurrieron dos meses y, el día de Acción de Gracias, finalmente llegó. Como todas las tardes, el pequeño se fue a la fuente.

  Inesperadamente se escuchó que alguien dijo:

¡Jacinto!

  Era la mamá que había ido hasta la fuente para buscarlo y, a pesar de que esto no era algo que sucedía a medio, Jacinto no se sorprendió al ver a su mamá y, sin medir más palabras, se fue con ella. Durante el camino, la conversación estuvo concentrada en lo importante que es ser agradecidos y mantener la esperanza viva en nuestro corazón.

  Al llegar a casa, Jacinto ve que un hombre está sentado en el fondo del jardín y, aunque solo visualizaba su espalda, se acercó a él preguntándole quién era. El individuo, sin emitir palabras, se volteó.

Eres mi papá

  Dijo Jacinto con voz disfónica y ojos llorosos. Finalmente, el deseo de Jacinto se hizo realidad; conoció a su padre y el abrazo entre ambos fue tan eufórico que, todos los que estaban presentes decidieron unirse a la muestra de afecto.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!